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El extraño silencio de Mila Ximénez que preocupa a su entorno


    J.P.S.

    Muy pocos están al tanto de la situación real de Mila Ximénez. En Sálvame hay órdenes de no indagar en el tema, se habla poco de la tertuliana y se sabe menos sobre la evolución, positiva o no, de su cáncer de pulmón.

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    Tal y como hemos publicado en Informalia este martes 16, Mila ha pasado de la alegría al desgarro personal, las fuerzas le flaquean por el tratamiento de quimioterapia y parece aislada en sí misma, sin contestar a los mensajes de cariño y de preocupación de sus compañeros de plató.

    Nos hemos puesto en contacto con algunos de ellos, y ni Antonio David Flores, ni Lydia Lozano, ni Kiko Matamoros, han conseguido contactar con la periodista. En otras ocasiones, y me incluyo yo mismo, leía nuestros mensajes de Whatsapp y contestaba con agradecimiento, cariño e ilusión a nuestro interés por su estado de salud. Ahora es el silencio el que preside sus actos.

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    Con su familia fuera de Madrid, su hija Alba vive en Holanda y sus hermanos en Sevilla, la soledad es mala compañía para una mujer que ha demostrado a lo largo de su vida una enorme fortaleza. La última vez que conseguimos hablar con ella, a finales del 2020, nos transmitió su esperanza por ganar la batalla al cáncer, sus palabras denotaban optimismo, su voz contagiaba cualquier cosa menos alarmismo, hoy, su silencio, llama la atención.

    No queremos imaginar que el tratamiento obtenga, desgraciadamente, menos resultados de los previstos. La echamos de menos en el plató de Sálvame, sus pugnas dialécticas diarias, su fervor hacia una profesión a la que ama. Su ausencia se nota.

    Como dijimos en una anterior noticia, Mila encuentra su mayor consuelo en su hija Alba, su paño de lágrimas en los momentos difíciles y su mejor amiga en las confidencias. Pero Alba reside en Holanda y no puede acompañar a su progenitora todo el tiempo que le gustaría. En tierras neerlandesas la esperan sus nietos, Alexander y Victoria, a los que no ve desde el pasado verano. Y esos niños son una de las mayores razones para que su abuela ame tanto la vida.