Jeep Renegade Trailhawk: un SUV que reniega de lo convencional
Juan Luis Soto
Hoy toca probar un coche con el cual desde luego no pasarás desapercibido. Ni por su personal diseño ni por su decoración en esta llamativa versión Trailhawk, el Jeep Renegade puede considerarse un coche como los demás.
Como consecuencia de la fusión entre Fiat y Chrysler para formar el poderoso grupo FCA, el Jeep Renegade es primo hermano del también peculiar Fiat 500X con el que comparte la plataforma y la base mecánica. Y puede que sea el único referente con el que se pueda comparar puesto que ni por tamaño ni filosofía encontramos en el mercado rivales directos del Renegade, un coche sin lugar a dudas distinto a la generalidad.
Aunque sea un coche moderno, de última hornada, el Renegade bebe de las fuentes estéticas de Jeep. Basta un leve vistazo a su frontal para reconocer la parrilla, inspirada en el primer Willis que hizo famosa a la marca sobre los campos de batalla de todo el mundo. La carrocería cúbica, de porte casi militar, se viste en el caso del Trailhawk de un naranja que tiene poco de camuflaje y que atrae todavía más las miradas sobre este modelo inconformista.
Espacio cúbico
Por dentro, el Renegade rehuye cualquier fantasía estilística, es sobrio, funcional y neutro a pesar de los alegres toques naranjas del acabado especial de la versión Trailhawk. Esta funcionalidad se traduce también en un habitáculo muy bien aprovechado, con buenas cotas en las plazas delanteras como traseras y con asientos cómodos en largos trayectos. El espacio de carga tampoco defrauda, sobre todo si aprovechamos la fácil modularidad que ofrece la segunda fila de asientos para agrandarlo a voluntad.
La versión Trailhawk de nuestra prueba es una edición especial que rinde homenaje al nacimiento de la marca Jeep, en 1941, y que resalta la vertiente campera y aventurera del Renegade.
Al salir a la carretera no deberíamos tener ningún problema, bajo el capó llevamos el motor diésel más potente de la gama, el 2.0 MultiJet, reservado para este modelo. Con sus 170 CV y transmisión automática de 9 relaciones debería bastar para cualquier necesidad. Pero la realidad es que resulta algo ruidoso y sus respuestas, puede que debido a la gestión de la transmisión automática, sugieren un motor de menos potencia. Llaneando, a velocidades legales, el consumo se estabiliza alrededor de los 6 litros a los cien kilómetros, un buen dato y que nos permite autonomías más allá de los 800 kilómetros. Pero si nos movemos por carreteras abruptas, con muchas curvas y desniveles, el consumo sube fácilmente por encima de los 8 litros, algo excesivos para un coche compacto de 4,2 metros, por muy SUV que sea. Con seguridad este incremento de consumo es debido a la transmisión automática, que obliga frecuentemente al motor a trabajar con cierto sobrerrégimen.
Respecto al comportamiento dinámico, podemos valorar al Renegade como un coche noble, previsible y bien asentado, debido a la rigidez del chasis y a unas suspensiones de tarado firme que evitan las inercias de una carrocería elevada como la suya. Para sacarle más provecho en la conducción nos hubiera gustado una dirección de mayor precisión a la hora de "leer" la carretera.
Le gusta el campo
Pero se trata de un Jeep, una marca que se ha ganado la reputación fuera del asfalto. Así que lo internamos por pistas y caminos para ver lo que puede hacer. Y es en el terreno salvaje donde el Renegade nos da la sorpresa. De forma similar al infalible sistema Terrain Response de Land Rover, el Renegade nos ofrece un selector giratorio con varios programas de actuación de su transmisión 4x4. Arena, nieve, barro y una posición automática en la cual el mismo coche decide cual utilizar, nos permiten afrontar diferentes tipos de adherencia cuando progresamos con la tracción total. En la versión Trailhawk, el sistema añade otro programa complementario, el "rock" que, junto a un relación de cambios más corta, permiten enfrentarse a obstáculos más trialeros.
La verdad es que, si en carretera el Renegade Trailhawk no nos impresiona, en campo da la campanada pues a medida que le sometemos a pruebas más complicadas se crece y traspasa las limitaciones de un simple SUV para adentrarse en el campo de los genuinos y en vías de extinción todo terrenos auténticos. Su generoso cruce de ejes, adecuados ángulos de ataque y salida, y una excelente motricidad, le permiten escalar muy bien los obstáculos. También le ayudan su relativa ligereza frente a otros modelos de corte SUV y su tamaño compacto, dotándole de una buena agilidad en las maniobras a baja velocidad por terreno escarpado. Su limitación para afrontar trialeras vendrá por parte de sus ruedas ya que las estéticas llantas de 17 pulgadas no son lo más adecuado para circular sobre roca ya que es fácil pinzar los flancos de los neumáticos Goodyear de especificación mixta invierno/verano.
El Renegade resulta difícil de clasificar entre sus congéneres. Resulta un coche original y ofrece buenos argumentos como coche polivalente con grandes posibilidades para el ocio. Quizá esta llamativa versión Trailhawk resulta cara para la mayoría de compradores de este segmento, pero la gama Renegade ofrece un precio de acceso de 20.500 euros que pueden hacer al Jeep doblemente interesante para los que quieran acceder a un coche diferente.
Ficha técnica
Motor: turbodiésel 4 cilindros, 1.956 cc
Potencia: 170 CV a 3.750 rpm
Par motor: 350 Nm a 1.750 rpm
Consumo mixto oficial: 5,9 l/100 km
Transmisión: automática, 9 velocidades
Dimensiones: 4,255 m / 1,805 m / 1,689 m
Maletero: 350/1.295 litros
Velocidad máxima: 200 km/h
Aceleración 0-100 km/h: 8,9 segundos
Precio: 30.720 euros