Pruebas

Renault Clio RS: puro veneno en frasco pequeño



    Los del rombo siempre han tenido las cosas claras, y más en la división Renault Sport, que es la que da vida al Clio más radical de la gama. Prueba de ello es que no hay rival capaz de plantarle cara a este modelo en términos de deportividad. Un coche para divertirse, de esos que ya empiezan a escasear.

    Aunque hace ya dos años que se encuentra entre nosotros, no podemos evitar seguir comparando al actual Renault Clio RS con su generación anterior. Tan iguales y tan diferentes... Evidentemente, aquél motor atmosférico de 2 litros, puntiagudo como él solo, estaba destinado a desaparecer con la llamada del downsizing.

    El relevo debía ser más eficiente, más respetuoso con las normativas anticontaminación y, ya de paso, más cercano a la tendencia moderna, aunque esto supusiera dejar de lado a los más nostálgicos y a los que disfrutan de un motor dando lo mejor de sí en la zona alta -muy alta en este caso- del cuentavueltas. Pero esto no quita para que la esencia del Clio RS siga intacta, ya que no ha perdido eficacia en conducción deportiva, sino más bien lo contrario.

    Descansen en paz los motores atmosféricos

    A los que suspiran por haber perdido la posibilidad de estirar el motor hasta las 7.500 rpm les diré, por una parte, que efectivamente eso de encontrar la 'chicha' -entiéndase la entrega de potencia y par máximos- a regímenes altos, gusta y mucho. Sobre todo en coches de aspiración un tanto racing. Pero seamos realistas, a la industria ya no le interesa. Este tipo de motores atmosféricos han caído ya en el olvido y ahora imperan los pequeños bloques sobrealimentados como los de este Clio RS. En realidad al de este Renault no se le pueden poner pegas porque, además de mejorar las cifras de aceleración y recuperación del modelo anterior, sube de vueltas de una forma progresiva y sin decaer hasta llegar al corte de inyección. Y todo esto, con un sonido muy perceptible que inunda el habitáculo.

    Lo que hay bajo el capó de este pequeño francés es un 1.6 turbo de gasolina, que entrega 200 CV y 240 Nm de par, asociado a una caja de cambios automática de seis velocidades con doble embrague denominada EDC. Si al motor le podemos hacer poca crítica negativa -si acaso el consumo, que es notablemente más elevado de lo que esperábamos, con cerca de 8,5 l/100 km de media en condiciones reales-, con el cambio sucede lo contrario.

    Lo primero que diremos a este respecto es que nos hubiera gustado poder optar a un cambio manual, como venía siendo habitual hasta ahora, que es más auténtico y que sería un complemento perfecto al automático dentro de la gama; pero una vez superada la idea de haber perdido para siempre el pedal del embrague, lo que se echa de menos en la transmisión EDC es una mayor rapidez en la gestión de las marchas. Las transiciones son algo más lentas que en otras cajas automáticas similares de la competencia, quizá se podría haber hilado algo más fino en este apartado. En cualquier caso esto no es, ni de lejos, un problema a la hora de disfrutar de una caja que, por lo demás, responde bien y se puede manejar mediante unas grandes levas ubicadas en la columna de la dirección, tras el volante.

    El más rápido y ratonero de su segmento

    Entre curvas, el Clio RS es hipereficaz. Es más, cualquier adjetivo superlativo se quedaría corto a la hora de hablar de la agilidad de su chasis. Sin duda, es un coche pensado para disfrutar en carreteras de virajes cerrados. Con estas cualidades nació este modelo hace ya 15 años y así se mantiene. El tacto de suspensión es muy firme, aunque no llega a ser molesto, y la dirección es rápida y precisa. De alguna manera, en la división Renault Sport han sabido dar con la tecla adecuada para alcanzar una puesta a punto realmente equilibrada que permite un paso por curva endemoniado, pero que al mismo tiempo se lleva más o menos bien con el uso diario. En conducción deportiva destacamos su capacidad de tracción, lo bien que soporta las aceleraciones laterales y la eficacia de su equipo de frenos. Puro veneno, vamos.

    Y para los más jugones existe el botón R.S. Drive, que activa dos modos de conducción, que afectan a la respuesta de la caja de cambios, de la dirección y del control de estabilidad. También permite al conductor obtener información en la pantalla de la consola sobre todo esto: curvas de potencia y par, temperatura del embrague y del aceite de la caja de cambios, marcha actual y preseleccionada, presión del freno, presión del turbo, temperatura de admisión, fuerzas G, grado de deslizamiento de cada una de las ruedas, cronómetro para medir los tiempos por vuelta en circuito... Incluso hay información acerca de los kilómetros que restan para pasar por taller a cambiar determinados componentes mecánicos. En definitiva, quien no se sienta piloto a los mandos de este Clio es porque no quiere.

    El Renault Clio RS tiene un precio de salida de 24.000 euros. Es una factura equilibrada, aunque también es cierto que algunos rivales son más baratos y también muy interesantes, como por ejemplo el Ford Fiesta ST. Eso sí, no llegan a su nivel de deportividad. Desde luego, es un coche para tener las cosas muy claras. Un auténtico Renault Sport para disfrutar y sacarle partido a su rendimiento.

    Ficha técnica

    Motor: gasolina, turbo, 1.618 cc

    Potencia: 200 CV a 6.000 rpm

    Par motor: 240 Nm a 1.750 rpm

    Consumo mixto oficial: 6,3 l/100 km

    Transmisión: automática, 6 velocidades

    Maletero: 300 litros

    Velocidad máxima: 230 km/h

    Aceleración 0-100 km/h: 6,7 segundos

    Precio: desde 24.000 euros




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