Pruebas

Mercedes SLK 200: eficiencia y comodidad por encima de la deportividad

  • En sus 15 años de historia siempre ha sido el Mercedes más "juvenil"
Nuevo Mercedes-Benz SLK.


Mercedes-Benz ha renovado su roadster SLK. Sus líneas exteriores e interiores recuerdan a la de su hermano mayor el SLS. La versión con el motor más pequeño es suficiente para disfrutar de un coche con un consumo muy contenido y un toque deportivo que no penaliza la comodidad.

Resulta curioso que una marca "conservadora" como Mercedes tuviera el "atrevimiento", allá por 1996, de lanzar el primer SLK. Un pequeño descapotable de lujo que estrenaba algo que luego muchas marcas imitaron: su techo metálico retráctil.

Desde aquel año, el Mercedes ha evolucionado... y mucho. En 2004, con la segunda generación, el SLK se hizo más grande, cómodo y equipado. Ahora, con la tercera generación, se ha buscado, sobre todo, reducir el consumo de combustible.

Sí, el coche ha progresado en todo lo demás -diseño, calidad interior, equipamiento tecnológico...- pero lo que más llama la atención, es la rebaja de las cifras de consumo. Respecto a su predecesor, cualquiera de los propulsores del nuevo modelo gasta entre un 20 y un 30% menos. Se trata de algo curioso teniendo en cuenta que los motores son los mismos que antes... pero, con ligeras modificaciones.

Una buena noticia es que para disponer de un SLK lo suficientemente rápido, basta acceder a la versión "básica" 200, que registra muy buenas prestaciones y es la más barata de la gama. Mercedes pide por ella 42.300 euros. Eso sí, la versión básica equivalente de su máximo competidor, el BMW Z4 23i cuesta 1.156 euros menos. y, además, equipa un motor de seis cilindros con 204 CV.

Por dentro

El salpicadero cambia por completo. De hecho, ahora recuerda al del súper deportivo SLS. La sensación de calidad es tan buena... como en un Mercedes Clase C. En la consola central se agrupan muchos botones, pero son sencillos de manejar.

La postura de conducción es muy buena, gracias a los nuevos asientos, que son de tela, pero desde 1.579 euros los hay de cuero, a elegir en seis colores. Para tratarse de un deportivo tiene bastantes huecos para colocar objetos, pero por un sujetavasos te cobran 67 euros. Ojo, un reloj analógico cuesta 297 euros.

La postura de conducción es muy buena, gracias a un asiento cómodo y a un volante con amplios reglajes. El habitáculo, para dos, resulta espacioso.

Maletero

Antes de descapotarlo, hay que colocar una tapa en el interior del maletero que separa el equipaje del techo cuando está plegado.

Con el techo puesto, el maletero tiene unos buenos 335 litros de capacidad. Cuando va plegado, unos justos 225 litros.

La rueda de repuesto es plegable y ocupa menos en el maletero. Una rueda de emergencia cuesta 327 euros.

En marcha

La plataforma es como la del anterior modelo: muy moderna. Sin embargo, el nuevo SLK es mucho mejor en todo:  resulta más cómodo, es fácil de conducir rápido con seguridad, y todo eso con la suspensión que lleva de serie. En opción, hay otras dos más deportivas.

Por 297 euros cuenta con una suspensión deportiva, que resulta más incómoda. Por 1.606 euros hay otra regulable que varía la dureza de los amortiguadores.

El SLK menos potente lleva un motor gasolina 1.8 con turbo. Suena muy bien, gasta menos de lo esperado en un coche de esta potencia, es rápido y su respuesta es instantánea. Viene con un cambio manual de seis marchas, algo duro de accionar, pero preciso.

La dirección es muy precisa, mejor que en muchos otros Mercedes, y el coche frena muy bien.

Ficha técnica

Motor: gasolina, 4 cil. en línea, 1.796 cc

Potencia: 184 CV (135 kW) a 5.250 rpm

Par: 27,5 kgm (270 Nm) a 1.800 rpm

Tracción: trasera

Caja de cambio: manual, de seis velocidades

Vel. máxima: 240 km/h

Acel. 0-100 km/h: 7,3 seg

Con. medio: 6,4 l/100 km

Información facilitada por Autofácil.es




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