Pruebas

Range Rover Sport 3.6 TDV8 HSE: suavidad no exenta de bestialidad



    En el país de los SUV's, los crossover y demás sucedáneos, un todoterreno no es que sea el rey, sino un auténtico emperador. Y así es como tenemos que ver a un vehículo como el Range Rover, un 4x4 de los de antes, de los de toda la vida. El Range Rover, que lleva toda la vida entre nosotros (su primera generación data de 1970), lejos de anquilosarse en su glorioso pasado, sigue evolucionando poco a poco, en pequeñas pero continuas dosis. Su último restyling tuvo lugar a finales del año pasado.

    Los protagonistas de dicha actualización fueron los elementos ópticos, que pasaron a ser bixenón de serie y, como ya es tradición más que moda, ya incorporan LED?s diurnos. Todo ello, unido a otro ligero rediseño de las tomas de aire, parrilla frontal, paragolpes y aletas, le confiere un ceño al Range Rover un punto más relajado que en el modelo anterior. Con el Range Rover se ofrece también, hablando de iluminación, la llamada luz largainteligente, un utilísimo sistema, que ya montan otros vehículos Premium, mediante el cual el coche detecta, en conducción nocturna, cuando se acerca un vehículo de frente, y regula el mismo entre cortas y largas.

    Otra nueva y espectacular función del Range Rover 2010 es la presencia de un sistema de cámaras periférico de asistencia al conductor para el aparcamiento y otras maniobras complicadas. Hasta cinco cámaras (delantera, trasera y laterles) monta ahora el vehículo, con las que se puede dominar desde el cuadro de mandos casi los 360 grados de visión alrededor del vehículo. Las imágenes de dichas cámaras además se pueden manejar a voluntad del conductor.

    Confort en el interior

    Por lo que se refiere al interior del vehículo, se ha buscado, como el lógico, aumentar aún más si cabe la sensación de confort y comodidad de sus ocupantes en todo tipo de desplazamientos, cortos o largos. Se ha mejorado los materiales de las tapicerías, con cueros de mayor calidad. Los asientos delanteros son completamente nuevos, con apoyos laterales con ajuste eléctricos. En cuanto al cuadro de mandos, destaca la presencia de una nueva pantalla LCD de cinco pulgadas situada entre los testigos de velocidad y revoluciones, con información de primera mano para el conductor en lo que respecta a prestaciones del vehículo y elementos de confort, ocio y seguridad del mismo.

    Junto a estas modificaciones externas, el Range Rover disfruta en su edición 2010 de dos nuevos motores: un diésel V6 de 245 CV y un poderoso V8 de gasolina de 510 CV. Sin embargo, la versión de esta prueba es el ya conocido turbodiésel V8 de 272 CV.

    ¿Qué decir? En dos palabras, como dijo aquel insigne torero: im-presionante. Impresionante el empuje sobre el asfalto de un vehículo parido para circular más allá de cualquier pista negra. Impresionante el reprise, lo que genera una confianza si límites en la máquina que está a nuestro mando. Y, sobre todo, impresionante la suavidad, la comodidad, el manejo y comportamiento de un vehículo que, no lo olvidemos, alcanza los 2.656 kilos de peso.

    Esto es debido en gran parte al sistema de transmisión del Range Rover Sport, una caja de cambios automática ZF de seis velocidades, con un modo de funcionamiento Sport, como es lógico, y que puede ser manejada desde la palanca normal de cambio, situada entre los dos asientos delanteros, o con las levas incorporadas en el volante. La transición de las velocidades es casi inexistente, se genera una línea en el tiempo que apenas se ve rota por el cambio de revoluciones en el motor.

    Sigue siendo todo un 4x4

    Y entonces nos podemos preguntar: "¿se está convirtiendo el RR en un SUV?" Nada de eso. El Range Rover es un mito dentro del mundo offroad, y pretende seguir siéndolo, al menos, durante otros cuarenta años. Porque el Range Rover Sport conserva y amplía sus capacidades offroad. Ha mejorado de forma notable su control de estabilidad, añadiendo nuevas funciones antivuelco y de reconocimiento y gestión de situaciones difíciles cuando se arrastra un remolque. Se han mejorado también las funciones del famoso Terrain Response, la pequeña rueda situada junto a la palanca del cambio y que maneja la respuesta del vehículo según la superficie por la que se circule: asfalto, hierba, gravilla o nieve, arena, barro y surcos; y, directamente, sobre roca viva. También se ha mejorado el control de descenso de pendientes.

    Gran parte de la comodidad de la que hemos hablado antes la tiene, por supuesto, las tremendas suspensiones de Range Rover Sport, independientes del paralelogramo deformable con resorte neumático en ambos ejes. Además, el Range Rover Sport 2010 está dotado de un nuevo Sistema de Dinámica Adaptativa, el primer sistema del mundo producido en serie para esta tecnología de predicción basada en modelos que optimiza continuamente la configuración de los amortiguadores en función del más amplio Abanico de posibles condiciones.

    Las prestaciones del vehículo no dejan lugar a dudas: 209 kilómetros por hora de velocidad máxima, 9,2 segundos para alcanzar los 100 km/h, consumo de 14,7 litros en ciudad, 9 en carretera y 11,1 en ciclo combinado; emisiones de CO2 de 294 gramos por kilómetro recorrido; potencia de 272 CV a 4.000 rpm y un par de motor de 640 Nm entre 2.000 y 2.500 rpm.

    El Range Rover Sport en su versión diésel de 272 CV sale de fábrica a un precio base de 79.200 euros. De serie dispone de entre otros elementos, sistema de navegación premium con disco duro, luces de encendido automático, arranque mediante botón, tapicería de piel premium, control de descenso de pendientes, 6 airbags, freno de mano electrónico, etc. Como opción destacamos el bluetooth, luces largas/cortas automáticas, sistema de llave inteligente, levas en el volante, etcétera.




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