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BMW X1: el toque práctico que le faltaba al Serie 1

    BMW X1


    Los movimientos de BMW por el segmento de los todoterrenos se han contabilizado por "campanazos". El X5 tiene un éxito abrumador y el X3 fue el pionero de un nuevo tipo de todocaminos, con un tamaño medio, que se ha vendido como "churros", por lo que la competencia no ha tenido más remedio que imitarle. Ahora los de Munich quieren volver a triunfar con el X1, un SUV con las medidas de un compacto.

    A la espera de que le lleguen rivales (Audi ya prepara un Q3), el principal problema del X1 está en casa: se trata del Serie 1. Es muy probable que el perfil de compradores de este tipo de vehículos se haga la siguiente pregunta: ¿merece la pena pagar los 2.000 euros de más que cuesta el X1 respecto a las versiones similares del Serie 1? Para ser más concretos, 32.900 del X1 sDrive 2.0d por los 30.950 del 120d.

    En sintonía con la deportividad de la marca

    Para poder responder a esta pregunta, hemos prescindido de las versiones con tracción a las cuatro ruedas del X1 -no disponibles en el Serie 1- y hemos optado por la habitual tracción trasera de la marca. El motor elegido es el 2.0d de 177CV de potencia con cambio manual de seis marchas.

    Se trata de un excelente motor, más que suficiente para ambos modelos, y que encaja muy bien con el carácter deportivo de la marca. En el X1, este motor consume de media -según datos de la marca- 5,3 litros a los 100 kilómetros por los 4,7 litros del Serie 1 de cinco puertas. En ambos casos son cifras demasiado optimistas, ya que en la prueba, el todocamino superó ligeramente los 7 litros y en el caso del compacto, lo normal es que las cifras estén más cerca de los 6 que de los 5 litros.

    En cuanto a las prestaciones, el X1 alcanza de velocidad máxima los 218 km/h por los 228 del Serie 1, y logra realizar el 0 a 100 km/h en 8,1 segundos, frente a los 7,6 de su "primo". Las diferencias algo más destacables son las de consumo, porque en cuanto a la aceleración, en una conducción normal y responsable, son muy poco apreciables. Y es que con este motor, el X1 se mueve con alegría tanto en carretera como por ciudad, y en ningún momento se echa en falta más potencia o capacidad de respuesta.

    El Serie 1 se muestra más ágil y deportivo que el SUV, pero es algo lógico por la diferencia de tamaño (4,24 y 4,45 metros de largo, respectivamente). Pero el X1 no se quedaría atrás en un circuito. El todocamino lleva el ADN de la marca, con una dirección muy precisa, una manera de tomar las curvas realmente impresionante, y un dinamismo que supera con creces al de la inmensa mayoría de modelos compactos del mercado, con menores dimensiones. Más que un chico de campo, es un auténtico deportista.

    Comodidad y y amplitud

    La posición de conducción es más alta y cómoda que la del Serie 1 pero es mucho más baja que la de cualquier otro SUV del mercado, se parece más a la de una berlina. Lo que si notas enseguida cuando te pones a sus mandos es que es más coche que el compacto de BMW. La sensación de amplitud es mucho mayor tanto en las plazas delanteras como en las traseras. En los asientos posteriores, una persona de 1,8 metros de altura se sentirá cómoda, con espacio suficiente para las piernas y la cabeza. Dos ocupantes viajarán muy bien atrás, para tres, el espacio es algo más justo.

    La diferencia de maleteros no es muy grande en cifras. El del Serie 1 tiene una capacidad de 330 litros por los 360 del X1. Pero la zona de carga del SUV cuenta con dos importantes ventajas. Una es que la boca es mucho más grande, lo que facilita la tarea de introducir bultos. La otra es la capacidad de situar el respaldo de los asientos traseros en posición completamente vertical, se pierde comodidad para sus ocupantes, pero se logra un volumen de carga de 480 litros. Además, los respaldos se abaten en tres partes en la proporción de 40:20:40.

    Respecto a la calidad interior, en ambos modelos es buena, aunque deslucen algo los plásticos de la parte baja del salpicadero. Aunque se parecen bastante, el diseño del Serie 1 es más juvenil, y el del X1 algo más sobrio y elegante.

    - Conclusión:

    Entonces, ¿merece la pena pagar más por el X1? La respuesta, en principio, es que sí. Esos 2.000 euros de diferencia entre ambos modelos suponen tener más coche en general, pero de forma más concreta, otorgan más espacio interior, comodidad, más capacidad de carga. Es decir, el SUV es un vehículo mucho más práctico que el Serie 1. Pero no hay que olvidarse que a esos 2.000 euros hay que sumarle un mayor consumo de gasóleo y uno mantenimiento algo más caro, ya que, por ejemplo, las ruedas son más grandes.

    También hay que tener en cuenta que no todo el público objetivo al que va dirigido el Serie 1 tiene necesidades de espacio. Normalmente son conductores jóvenes, que la mayoría de las veces viaja solos o en pareja, sin niños a los que llevar ni un gran equipaje que transportar. En estos casos, pagar más por el todocamino no tiene ningún sentido.

    Interior del BMW X1




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