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La deportividad en Jaguar se escribe con F

    Jaguar F-Type


    Hay pruebas y pruebas. Y presentaciones y presentaciones. La de un 'cacharro' como el Jaguar F-Type entra en la más alta de las categorías. La parafernalia es distinta. Se respira incluso distinto. No todos los días se toma contacto con uno de esos vehículos que está llamado a perdurar en el tiempo. Un futuro clásico: en este caso, el Jaguar F-Type, el primer deportivo biplaza de la marca británica en más de 50 años.

    Primer contacto: el visual. Diseño nuevo y novedoso, anticipo de por dónde van a ir los tiros en la marca, con un frontal, trasera y lateral cada una de ellas con una personalidad singular (la parrilla frontal, las ?pupilas? de los pilotos en la trasera y las manillas escamoteables de las puertas). Las sinuosidades de su diseño respiran rapidez y deportividad incluso con el coche parado.

    Segundo contacto: el tacto. Antes de introducirnos en el vehículo es inevitable 'acariciar' el F-Type, esa suavidad que respira su carrocería cien por cien fabricada en aluminio, y que será profanada por la vibración en cuanto apretemos el botón de arranque. Luego, ya dentro del vehículo, la respuesta de volante y asientos de cuero, perfectamente regulables y envolventes, es plenamente positiva. Todos los cuadros y elementos de ayuda a la conducción están dirigidos, como debe ser, hacia el piloto, que además agradece que se distingan en tonos dorados los mandos y controles encaminados a exprimir al máximo la deportividad del vehículo (levas, control dinámico, etcétera). Jaguar vuelve por fin (no podía ser de otra forma) a la palanca de cambios, en formato joystick.

    Tercer contacto: el oído. Poco hay que decir. El sonido tanto de las dos versiones V6 como la del V8 no es menos que espectacular. Además, el F-Type permite 'humanizar' o 'liberar' dicha melodía a gusto del conductor (o de quienes le rodean) con tan solo pulsar un botón en el panel central.

    Cuarto contacto: el gusto. Exquisito. Jaguar se juega mucho en esta nueva apuesta por un vehículo deportivo, y al menos en lo que a estas tres primeras versiones que se han presentado sus ingenieros han pulsado la tecla correcta. Deportivo biplaza de motor delantero y tracción trasera, el F-Type satisface las exigencias mínimas de cualquier aficionado a la deportividad en los coches de calle.

    Tres versiones disponibles

    Son tres las versiones: dos V6 (F-Type a secas, 340 CV; y F-Type S, 380 CV) y un V8 (F-Type V8 S, 495 CV). Con ellos se alcanzan, respectivamente, los 260, 275 y 300 km/h, con unas aceleraciones de 0 a 100 km/h entre 4,3 y 5,3 segundos. En los tres casos cuentan con una transmisión de ocho velocidades Quickshift dotada de un selector manual SportShift para su manejo secuencial en la palanca o mediante las levas en el volante.

    Las dos versiones superiores cuentan con un diferencial de deslizamiento limitado, de tipo mecánico en el V6 y electrónico en el V8, además de un sistema de escape activo y un programa opcional Configurable Dynamics, que permiten personalizar varias de las características dinámicas del vehículo a gusto personal, con cronómetro de vueltas y medidor de fuerzas G incluidos. Todo un compendio de deportividad.

    Ocasión tuvimos de probar las tres versiones por bellas carreteras navarras de todo tipo, incluido el flamante circuito de Los Arcos, casi cuatro kilómetros de exigente trazado en el que el mediano de la gama, el F-Type S, se adaptó sin problemas desde el principio, gracias sobre todo al sistema Adaptative Dynamics, que escanea 500 veces por segundo todas las magnitudes externas e internas del vehículo para regular el comportamiento de varias de sus funciones y lograr un rendimiento óptimo en todo momento.

    Antes, tuvimos ocasión de probar el benjamín de la gama, el V6 de 340 caballos, cuya respuesta ya nos satisfizo enormemente, con un bregue continuo de su caballería y un confort de marcha, a pesar de circular por estrechas carreteras de montaña, muy superior al esperado, con una respuesta tanto en aceleración como en deceleración con sus potentes frenos en todo momento óptima. Aunque se ha puesto especial énfasis en la rigidez del conjunto, su perfecto reparto de pesos, al 50 por ciento en cada eje, cumple su función a la perfección.

    Y otra historia es el tope de gama, el V8 de 495 caballos, con un sonido más salvaje todavía que sus dos hermanos pequeños, y al que hay que ir domando kilómetro a kilómetro hasta conseguir una perfecta simbiosis piloto/bestia con el objetivo de llegar a la conducción perfecta.

    Lo dicho, Jaguar ha vuelto a su terreno perdido. El F-Type está aquí para quedarse, y marcar época como gran parte de sus ancestros de la marca del felino. El primer deportivo de Jaguar en más de 50 años parte de los 84.400 euros en su versión V6 de 340 CV, 97.500 euros para el V6 S de 380 C, y 114.600 euros para el bestial V8 S de 495 caballos.




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