Motor
BMW X6 35d: especie única
No hay otro todocamino de lujo como el X6, cruce de SUV y coupé que ofrece cuatro plazas reales, buen maletero y una aerodinámica propia de un deportivo. La versión a tener en cuenta a la hora de comprar es el turbodiésel de 286 CV.
Para amantes de dos segmentos tan marcados como los todocamino y los coupés, la marca de la hélice ofrece una solución mixta: el nuevo BMW X6. Un sorprendente automóvil más próximo al X5, del que en parte deriva, que a la Serie 6, aunque más de un comprador de ésta se lo pensará dos veces a la vista de los atributos del recién llegado. Y lo mismo con aquellos que piensen en automóviles tipo Mercedes-Benz CLS, pues aquí se entra y sale mejor, y se conduce con un dominio visual del entorno superior sin renunciar a la deportividad.
Su diseño, que por cierto guarda lejanas similitudes con el del SsangYong Actyon, es verdaderamente impactante: rasgos fuertes y musculosos, morro alto y poderoso, zaga larga y horizontal, llantas de 19 pulgadas y neumáticos 255/50 y 285/45 -delante y detrás-... Sus medidas son generosas, con 4,88 metros de largo y 1,89 de ancho, si bien la altura se contiene en 1,69 metros. A todo ello, el portón trasero, de movimiento aparatoso -por 666 euros puede ser eléctrico, bastante más recomendable-, da paso a una cavidad que parece no acabarse nunca: nada menos que 570 litros de maletero.
Interior de lujo
Dentro, el X6 destila calidad a raudales. Cuatro asientos independientes para otros tantos adultos y un puesto de conducción de estudiada ergonomía con mandos y pulsadores localizables de un vistazo. El cambio, automático y secuencial, adosa levas para gestionarlo desde el volante, una solución perfecta para conducir enlazando curvas sin soltar el aro.
BMW ha cargado las tintas en su tecnología. Por ejemplo, el mecanismo de tracción total permanente xDrive exhibe un dispositivo, denominado DPC -Dynamic Perfomance Control-, que deriva la energía enviada al eje trasero entre las ruedas izquierda y derecha según la adherencia. Junto a un chasis con suspensiones independietes consagra una dinámica aplomada y directa, muy efectiva si tenemos en cuenta que se trata de un automóvil de casi 2.200 kilos con sus consiguientes masa e inercias.
Los frenos son impecables, mientras que la dirección se muestra correcta. Puede ser activa por 1.602 euros, lo que reduce a dos los giros de volante para llevar las ruedas de tope a tope, ideal para ir rápido en tramos de curvas, pese a que requiere adaptación para maniobrar en espacios estrechos sin causar daños.
La oferta mecánica se concentra en un propulsor de gasolina turbo 4.8 V8 de 408 CV -xDrive 50i-, prodigio de fuerza y empuje. Logra 250 km/h y 5,4 segundos en el paso de 0 a 100 kilómetros por hora, pero exige un consumo mínimo de 12,5 l/100 km. Menos onerosos son los 3.0 de 286 CV -xDrive35i de seis cilindros, con el que consigue 236 km/h y 8,6 l/100 km- y sobre todo los turbodiésel xDrive30d -210 km/h y 8,2 l/100 km- y xDrive35d, con uno o dos turbos. La potencia de estos es de 235 y 286 CV, respectivamente, siendo el último (236 km/h y 8,3 l/100 km) el que sin duda mejor casa de todos por su marcado acento dinámico.
Como no podía ser de otra forma, el X6 viene muy bien equipado, sobre todo a nivel de seguridad -seis airbags, estabilizador DSC, reposacabezas activos, cinturones con pretensores y limitador de esfuerzo...-, junto a opciones tan avanzadas como el Adaptative Drive (4.056 euros) que varía la firmeza de la suspensión según la conducción; faros direccionales (554 euros); el sorprendente Head-up display (1.652 euros) para reflejar la instrumentación en el parabrisas; portón trasero motorizado -cuesta 666 euros pero es muy recomendable-; rueda de repuesto de emergencia (171 euros, pues calza de serie cubiertas antipinchazo "Run flat") y luces autoadaptables (554 euros), y eso sólo por decir algunas...
Por cierto, pese a su fisonomía y tracción no está concebido para campo -algo muy habitual en estos todocamino de lujo- si bien se atreve sin miedos con pistas de baja dificultad.