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Diez consejos para conducir con lluvia de forma segura



    Sí, estamos en julio y se supone que deberíamos tener sol para aburrir durante los desplazamientos por carretera. Pero lo cierto es que las tormentas de verano aparecen en los momentos más inesperados y suelen venir bien cargaditas de agua. Aquí van unos consejos para salir airosos cuando la lluvia sorprende al volante.

    1.- Mantener la calma: parece evidente decir esto, pero nada ayuda más en situaciones complicadas que la tranquilidad. En realidad, si el coche está bien puesto a punto no hay por qué estresarse. El suelo mojado reduce la adherencia un tanto por ciento, eso es cierto, pero que nadie piense que la lluvia es sinónimo de pérdida de control. Nada más lejos de la realidad. Con lluvia, podemos seguir acelerando, frenando y haciendo giros sin problemas, de hecho, muchos se sorprenderían del límite de agarre en estas situaciones. Simplemente hay que ser más suave y fino al volante para que todo esté en orden.

    2.- Neumáticos: son clave. No hay excusa para llevarlos en mal estado en ningún caso, pero cuando llueve, menos. Son el elemento de unión entre el vehículo y la carretera, y de ellos dependerá en gran medida que podamos circular con normalidad. Revisa que la profundidad del dibujo siempre esté por encima de 1,6 milímetros (si no, toca cambiarlos) para que puedan evacuar el agua al contacto con el suelo. Cuantos más milímetros haya, menor es la posibilidad de que hagamos aquaplaning.

    3.- Parabrisas: tanto la luna delantera y la trasera, como las ventanillas laterales y los retrovisores deben estar limpios. Por dentro y por fuera. No debe haber suciedad, ya que la visibilidad disminuye y además tienden a empañarse con facilidad. Cuando llueve, el horizonte de visión se reduce, así que todas las medidas que tomemos para paliar esto serán bien recibidas.

    4.- Alumbrado: enlazando con el punto anterior, es fundamental que todo el alumbrado funcione correctamente y que las carcasas que lo recubren estén bien limpias. Por otra parte, las escobillas y el líquido limpiaparabrisas deben estar en buen estado. Cuando cae una ola de agua sobre el cristal sólo los limpias pueden ayudarte a salir airoso.

    5.- Distancia de frenado: si en condiciones normales mantenemos una distancia x, sobre suelo mojado hay que mantener el doble. Sí, porque no sólo reaccionamos de una forma más torpe cuando llueve sino que los neumáticos pierden eficacia y necesitan más metros para que el coche se detenga. Una distancia adecuada puede evitar situaciones comprometidas.

    6.- Las primeras gotas: ojo al momento en el que empieza a llover. Aunque haya poca agua sobre el asfalto, probablemente sea cuando más resbale. La suciedad acumulada en el suelo hace que el entorno patine más de lo normal, cosa que pasa en menor medida cuando el aguacero ya ha quitado esa capa de porquería. Así que máxima alerta en este momento.

    7.- Circula por la zona adecuada: el estado de nuestras carreteras deja que desear en algunos puntos. Hay tramos que filtran el agua peor que otros, hay zonas en las que se acumulan 'piscinas'... Trata de llevar la vista lo más lejos posible cuando conduzcas ya que, además de permitirte una mayor anticipación en tus movimientos, podrás ver los charcos y demás zonas peligrosas para evitar pasar por encima.

    8.- Aquaplaning: cuando pasamos por una superficie repleta de agua y los neumáticos no son capaces de evacuarla, el coche pierde el contacto con el asfalto y 'planea' sobre el charco. ¿Qué hacer en este caso? Dejar de acelerar, no frenar o hacerlo muy suavemente, y mantener el volante agarrado con fuerza ya que el eje delantero tiende a cobrar vida propia y precisamente lo que queremos es mantener una trayectoria lo más recta posible. Estas balsas de agua se suelen pasar en un corto espacio de tiempo (apenas un segundo en muchos casos), tras el cual volvemos a recuperar el agarre. Que no cunda el pánico, es fácil salir airoso de un aquaplaning.

    9.- Control de velocidad o crucero: con lluvia debemos tener el máximo control del coche, así que un automatismo del acelerador en principio no ayudará si las cosas se ponen feas. El control de crucero hace que el coche circule a una velocidad estable por si solo, así que o tenemos mucho dominio del sistema como para desactivarlo con sus mandos pertinentes o, en una situación de peligro, lo primero que haremos es pisar el freno para que deje de funcionar y así reducir la velocidad. Y, como decíamos antes, pisar el freno a veces no es buen negocio cuando rodamos sobre agua. Mejor llevar este control desactivado cuando rodamos en lluvia.

    10.- Si hace falta, se para: no hay que esperar a que los limpiaparabrisas no den abasto, a que la autovía sea un océano o a que las condiciones de visibilidad sean terribles. Si la situación lo requiere, buscamos un sitio donde parar y esperamos a que la lluvia amaine. Las tormentas de verano suelen ser pasajeras y, como dice el refrán, tras ellas llega la calma y podremos conducir de forma mucho más cómoda y segura.




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