Motor
¿Son los turbo más rápidos y eficientes que los motores tradicionales? No siempre
Los coches con motores pequeños turboalimentados no siempre ofrecen una ventaja significativa con respecto a los propulsores tradicionales. En muchos casos, según denuncia la prestigiosa publicación estadounidense Consumer Reports, las nuevas mecánicas ofrecen menos velocidad y son menos eficientes.
Son las conclusiones a las que ha llegado la influyente revista después de probar, entre otros, el Ford Fusion con motor turbo Ecoboost de 2.0 litros (el Ecoboost 1.0 es el Motor Internacional del Año 2012). Esta berlina media (en EEUU el Fusion designa un modelo distinto a la variante monovolumen del Fiesta que es para los europeos) consume 10,7 litros por cada 100 km recorridos y acelera de 0 a 100 km/h en 7,4 segundos.
Estas prestaciones contrastan, por ejemplo, con el Honda Accord (perteneciente al mismo segmento) con motor de seis cilindros y 3.5 litros analizado por Consumer Reports, que acelera de 0 a 100 km/h en 6,3 segundos con un gasto de combustible que se queda en los 9 litros a los 100 km.
La misma conclusión queda demostrada por otra prueba de comparación realizada por la publicación para consumidores norteamericanos. En ella, el compacto Chevrolet Cruze con motor turbo de 1.4 litros sale ligeramente mejor parado en aceleración que el mismo modelo con un propulsor estándar de 1.8 litros, pero no ofrece un mejor consumo que este último; a diferencia de las cifras declaradas, que estipulan un ahorro de en torno a 0,3 litros por cada 100 km entre el turbo y el motor tradicional, la prueba de Consumer Reports concluye que ambos consumen exactamente lo mismo sobre el asfalto.
La potencia extra absorbe el ahorro de los motores turbo
"Aunque estos motores pueden verse mejor con grandes números sobre el papel, en realidad son a menudo más lentos y menos eficiente en consumo que los grandes motores de cuatro y seis cilindros", afirma Jake Fisher, director de pruebas de automóviles de Consumer Reports.
Los turbocompresores bombean más aire a través de un motor, lo que se traduce en un incremento de potencia. Los fabricantes de coches han concebido estos turbos, pues, como una manera de tener propulsores más pequeños sin sacrificar potencia. Pero el aire adicional, tal y como destaca Consumer Reports, requiere de una alimentación de combustible extra, que en muchos casos puede compensar los ahorros de motores más pequeños.
Este tipo de conclusiones representan un obstáculo potencial para los fabricantes de automóviles, que confían en esta tecnología relativamente nueva, y costosa, para cumplir con los estrictos estándares globales de consumo de combustible en los próximos años.