Motor
¿Por qué Mercedes-Benz ha deslocalizado parte de su producción a Hungría?
Cuando todos los fabricantes de automóviles europeos están deslocalizando su producción a otras regiones donde la mano de obra es más barata, Mercedes-Benz ha abierto en Hungría la que, atendiendo a la tendencia general, podría ser la última factoría de automoción que se abra en el viejo continente en el futuro. Pero tiene truco: el salario de sus nuevos empleados será cinco veces menor que el de los trabajadores alemanes.
La apertura de esta nueva planta en Kecskemét, a 90 km de la capital Budapest, se antoja como una pieza clave en la consecución del objetivo de la marca premium de Daimler por desbancar a BMW en el liderazgo de su segmento de cara a finales de la década.
No es para menos. En combinación con la fábrica de Rastatt, en Alemania, a la cual llevará aparejada su actividad, se espera que la nueva factoría alcance un nivel de producción de 450.000 unidades al año, cifra que representaría un 35% de las ventas de Mercedes-Benz previstas para este año en todo el mundo. "Necesitan un gran volumen para pagar toda la inversión realizada. Hay mucho en juego", explica Cristoph Stuermer, analista de IHS Automotive en Frankfurt.
Sin hablar de ello expresamente, Stuermer parte en su planteamiento de la crisis por la que está pasando el grupo en estos momentos. Daimler, cuyo capital está valorado en 43.000 millones de euros, ha visto perder en un 24% el valor de sus acciones en los últimos cinco años, mientras que su principal rival, BMW, ha ganado un 57% en el mismo período de tiempo.
A contracorriente
La apertura de una nueva planta contrasta con la tendencia dominante entre los fabricantes europeos a cerrar factorías. En una región cuyas ventas de coches llevan cayendo cinco años consecutivos (descenso del 1,4% en 2011), la clausura de fábricas se contempla como el medio más eficaz para que la producción de automóviles vuelva a ser rentable en Europa. Ya lo advirtió Sergio Marchionne, consejero delegado de Fiat, la semana pasada: "es doloroso, pero va a tener un impacto inicial negativo en el empleo".
La envidia de Europa
Mientras tanto, un país se frota las manos por encima del resto: Hungría. "Somos la envidia de la región", asegura la alcaldesa de Kecskemét (110.000 habitantes), Klaudia Pataki. "Esta inversión ha cambiado de manera definitiva la estrategia y la imagen de la ciudad por, al menos, 50 años".
Porque los más de 2.500 puestos de trabajo que se crearán, además, contribuirán, según Pataki, a un "necesario" boom inmobiliario que todos esperan pueda sacar a Hungría del farolillo rojo de la dedua pública entre los países de Europa del este.
Siguiendo la estela del éxito de Audi
El precedente de esta estrategia de deslocalización en Hungría fue sentado por Audi, que desde 1998 construye en la ciudad de Gyor su coupé TT. En Mercedes-Benz, conscientes de las ventajas económicas de producir en condiciones como las que ofrecen estos países, han decidido seguir el camino de su otro rival, que en 2011 le desbancó de la segunda posición en el segmento premium.
La firma con sede en Stuttgart pagará la hora de trabajo a 8,61 euros en Hungría, cuando en Alemania invierte 45,66 euros en el mismo concepto; la mano de obra en la planta de Kecskemét le saldrá, pues, más de cinco veces más barata.
Esta producción a menor coste debería ayudar a Mercedes a elevar el margen de beneficio en la venta de sus coches, hasta al menos, un 10%, desde el 9% obtenido en el último ejercicio.