El sistema de recuperación energética de la Fórmula 1 llega a la carretera
En la Fórmula 1 la polémica alrededor de los sistemas de recuperación de energía está servida. La cuestión gira en torno a las supuestas ventajas de su incorporación en los motores y de su aplicación en las carreras. De momento, ha sido Renault el primero en aplicarlo y Fernando Alonso el primero en competir con él.
El KERS, que es como se llama el invento, es un dispositivo capaz de recuperar la energía cinética que se pierde en forma de calor en las frenadas. En el caso de los coches de Fórmula 1, dicha energía se almacena en una batería con el objetivo de inyectar un extra de potencia cuando se necesite presionando un botón.
En turismos y carreteras
Pero esta tecnología no es exclusiva de los circuitos más rápidos del mundo. Estos sistemas de recuperación también se encuentran en los turismos, donde se utilizan para suavizar el funcionamiento del motor, y en algunas carreteras. En este último caso, el sistema de recuperación de energía cinética, en vez de aprovechar las frenadas, utiliza la velocidad de los coches para captar la energía generada por el movimiento.
El dispositivo, conocido como Electro Kinetic Road Ramp, está formado por una plataforma que se coloca en las carreteras y que capta la energía cinética y potencial de los vehículos cuando circulan sobre ella. Una vez captada, la energía pasa directamente a un generador que la convierte en electricidad destinada a iluminar todo tipo de dispositivos eléctricos presentes en las carreteras como farolas o señales luminosas, las cuales se conectan directamente con el generador mediante un cable. La electricidad generada varía en función del número de dispositivos que se instalen, de la cantidad de vehículos que circulen sobre la rampa, de su peso y de su frecuencia de paso. Por ejemplo, una plataforma de tamaño medio por la que pasen 5.000 vehículos al día es capaz de generar 170 kilowatios de energía diaria.
En este sentido, una de las principales ventajas del recuperador de energía cinética es que es capaz de producir electricidad sin emitir ningún residuo contaminante. Sin ir más lejos, por cada máquina instalada se evita la emisión a la atmósfera de 45.000 kilos de CO2 al año. Las placas, que sobresalen dos centímetros sobre la rasante de la carretera, no afectan al comportamiento del vehículo y, en función de la longitud de la misma, pueden costar entre 20.000 y 40.000 euros cada una.
Eco Rae, una empresa navarra, es la artífice de la innovación que será presentada en Genera´09, una feria internacional de Energía y Medio Ambiente que se celebrará el próximo 12 de mayo en Madrid.