Holden Hurricane 1969, el coche australiano que se adelantó a su tiempo
El año pasado Ford dejó de producir vehículos en Australia y General Motors anunció que la fabricación de su filial en aquel país cesaría en 2017. El continente se quedará entonces huérfano de una actividad industrial que viene de lejos y que no por menos conocida deja de ser interesante.
Estamos en el Salón de Melbourne de 1969 ante el "stand" de Holden, una marca carrocera fundada en 1917 y que pasó a ser filial de General Motors para Australia en 1931. Como estrella del salón, se descubre un fantástico concept car que quita el hipo a la prensa especializada asistente.
Bajo su aerodinámica y futurista carrocería, realizada en su totalidad con fibra de vidrio, el Hurricane albergaba un motor de ocho cilindros en V, situado en posición central, con un carburador de cuatro cuerpos y que liberaba una potencia de 262 caballos, una barbaridad para la época, y un par motor de 350 Nm. De lo más potente que podía conseguirse por entonces.
El Holden Hurricane, con su agresiva estampa de bólido italiano y su pequeña altura de un metro sobre el asfalto, parecía ser un intento de sumarse por parte de la industria australiana al grupo de modelos GT más rápidos del planeta. Su velocidad máxima declarada era de 200 kilómetros por hora, más que suficientes para entrar en aquellos tiempos en el selecto club de los mejores deportivos.
Llegada a la luna
Pero el Holden iba mucho más allá. Sus especificaciones incluían una amplísima lista de equipamientos totalmente inéditos hasta bastantes años después. Su instrumentación era electrónica y de visualización digital, disponía de climatizador con regulación automática de la temperatura, su radio tenía búsqueda automática de frecuencias y en su parte trasera disponía de una cámara gran angular para la retrovisión en marcha atrás. En fin, cosas que hoy en día cualquier coche compacto puede equipar pero que en ese ya lejano año de 1969 eran aplicaciones tecnológicas de ciencia ficción.
Sin embargo, los periodistas todavía tuvieron otra sorprendente noticia que transmitir desde Melbourne. El Hurricane disponía del sistema de posicionamiento Pathfinder, considerado como el antecesor del actual GPS. Ese mismo año, el comandante Neil Armtrong ponía un pie en la luna, por lo que todavía era inimaginable la actual red de satélites de geoposicionamiento. El Pathfinder basaba su funcionamiento en unos imanes implantados en las carreteras que iban indicando al conductor su situación y la dirección a tomar en las intersecciones mediante indicadores luminosos y señales sonoras. Hay que pensar que estamos hablando de hace casi cincuenta años, cuando en España fue noticia el lanzamiento del Simca 1.200.
Actualmente, el Holden Hurricane se conserva en perfecto estado gracias a la minuciosa restauración que realizó en 2006 un pequeño equipo del centro de diseño de la marca y que devolvió a la vida a este adelantado y tecnológico deportivo.