Motor clásico

El Biscúter: El reflejo de una sociedad



    "Eres más feo que un Biscúter". Esta frase comenzó a emplearse en España a mediados del siglo XX, para adjetivar a cualquier persona a la que la belleza había dado la espalda. Este era el sentimiento popular hacia un vehículo, pequeño, feo, barato, endeble y sin pretensiones de ser otra cosa que, a pesar de todo, se ganó la gracia del público y del que se llegaron a vender más de doce mil unidades.

    El primer intento de su comercialización fue en Francia. Gabriel Voisin, su diseñador, tras distintas e infructuosas negociaciones con algunos fabricantes de vehículos, llegó a un acuerdo con Roger Brioult, amigo y apasionado de los coches, para ponerlo en el mercado.

    El diseño original fue modificado en algunos aspectos, la tracción pasó a ser delantera, se le equipó con un motor Gnome Rhone de 125 cc y por fin, el Biscúter se presentó en el Salón del Automóvil de París de 1949. Al finalizar la exposición se habían formalizado 1430 peticiones del vehículo, todo un éxito para la mayoría, pero no debieron opinar lo mismo sus creadores ya que abandonaron la idea de realizar una producción en serie.

    Al final, la patente fue adquirida por un español que comenzó a fabricarlo bajo la marca Biscúter-Voisin, perteneciente a Auto Nacional S.A.

    En 1953 comenzó la campaña de publicidad y los pedidos no se hicieron esperar. Básicamente el modelo era el mismo que el presentado en Francia, a excepción del motor, que fue sustituido por un Hispano Suiza Villiers de 197 cc y 9 CV de potencia.

    El origen de su nombre se debe al concepto del mismo, como dos biscúter unidas, sin puertas, sin techo, sin ventanas y de dos plazas, pronto en España se le conocería popularmente como "zapatilla", porque era eso lo que parecía, una zapatilla con ruedas.

    Las primeras unidades se vendieron por un precio de 25.000 pesetas, cantidad a la que muchos de la emergente clase media española podían acceder incluso, pagando a plazos, ya que suponía el sueldo medio de tres años.

    Su encanto radicaba en favorecer la movilidad de la mayoría de la sociedad aunque fuera con grandes limitaciones en cuanto prestaciones, comodidad o seguridad, hoy en día sería impensable un vehículo de estas características.Era pequeño su tamaño y también su motor a diferencia del consumo, la marca daba unas cifras oficiales de 4,5 litros por cada 100 kilómetros recorridos, la realidad era muy distinta ya que éste podía suponer incluso el doble.

    Sea como fuere, las carreteras españolas se llenaron de Biscúter, los más atrevidos realizaron grandes viajes no exentos de aventura e incluso, algunos, osaron a participar con este microcoche en pruebas deportivas.

    Ampliación de gama y mejoras mecánicas

    Animados por las ventas, aunque nunca salió del mercado nacional, la marca decidió ampliar la gama y realizar algunas mejoras mecánicas. Se le incluyó la marcha atrás, o más bien un inversor de giro, es decir, un sistema que proporcionaba el mismo número de marchas tanto hacia delante como hacia atrás y se incluyó una versión familiar con mayor capacidad de carga, a la que se le bautizó como "la rubia" y que contaba con dos asientos traseros de quita y pon.

    La simpleza dio paso a la sofisticación, se le fueron añadiendo accesorios, puertas, ventanas y hasta se llegó a incluir una furgoneta con caja de madera y tres configuraciones diferentes.

    Pero el punto más alto de las pretensiones de la marca llegó en 1957, ese año se presentó una versión deportiva del Biscúter, el "pegasín" del que se podía leer en los carteles publicitarios: "el carrozado más moderno de la industria automovilística internacional uniendo así lo útil y lo bello".

    Un coupé cabrio, con techo de lona o rígido, construido en materiales plásticos que más bien parecía un juguete y cuyo diseño exterior recordaba a los Pegaso. Ni el concepto de este último ni su precio, 40.000 pesetas, tuvieron gran aceptación en el mercado por lo que tan solo se vendieron algunas unidades.

    Cese de la producción

    En 1959 cesó la producción del Biscúter, el nuevo rey de las calles, el SEAT 600, se estaba comiendo literalmente el mercado y sus dueños decidieron recoger las ganancias y cerrar la empresa antes que intentar luchar por una clientela deseosa de mejoras "automovilísticas".

    El destino de la mayoría de las más de 12.000 unidades que fueron vendidas fue el cementerio de algún desguace, el tiempo se encargó de ellas. Son pocas las quedan en manos de los nostálgicos y algunos coleccionistas de rarezas. Hoy en día se pueden ver concentraciones de "biscuteristas" en una u otra localidad del territorio nacional, contando sus hazañas al volante de un vehículo que supo estar en el lugar adecuado, en el momento justo, sin más.

    Caraterísticas técnicas

    Motor: Hispano Villiers de dos tiempos.

    Cilindrada: 197 cc

    Potencia: 9 CV a 4.800 rpm

    Transmisión: 3 velocidades y cambio en el volante. La marcha atrás fue instalada en 1955

    Frenos: de tambor. Coupé y furgonetas a las cuatro ruedas

    Suspensión: Independiente a las cuatro ruedas.

    Chasis: Monocasco

    Carrocería: duraluminio y posteriormente chapa de acero ligera

    Número de plazas: Asiento corrido para dos personas. Furgoneta para cuatro personas o 2 más la carga

    Medidas (largo x ancho)

    Normal: 2,56 x 1,10

    La "rubia": 2,75 x 1,11

    Furgoneta: 2,95 x 1,22

    Coupé: 3,03 x 1,22

    Pesos

    Turismo: 240 Kg.

    Furgoneta: 320 Kg.

    Coupé: 310 Kg.

    Velocidad máxima:

    Turismos: 76 km/h

    Furgonetas: 65 km/h




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