La F1 no se sorprende de la muerte de Wheldon en una muy insegura IndyCar
El trágico accidente en la IndyCar, del que resultó fallecido el piloto Dan Wheldon, dio lugar inmediatamente a un gran número de reacciones de conmoción entre sus colegas de la Fórmula 1. Pero pronto la emoción dio paso a cierta indignación: todos, en cierta medida, esperaban que una tragedia como la sucedida en Las Vegas llegara más pronto que tarde.
El motivo de sus premoniciones tiene que ver con las pobres medidas de seguridad que se imponen en esta categoría estadounidense. Empezando por unos coches que han quedado desfasados; la mayoría son bólidos que apenas difieren de los monoplazas que competían en Fórmula 1 hace un cuarto de siglo: una deficiente seguridad que, en contraste con las velocidades de hasta 350 km/h que se alcanzan en estas carreras, se antoja insuficiente para la integridad de los pilotos.
Una de las muchas voces autorizadas que se ha referido a este déficit de seguridad ha sido la del ex piloto de Fórmula 1 David Coulthard, que habla sobre la posibilidad que tuvo de competir en Estados Unidos. "La F1 tenía un nivel aceptable, pero la IndyCar estaba, y probablemente sigue estando, 20 años por detrás en cuanto a seguridad", asegura el ex corredor alemán en declaraciones recogidas por el diario Marca en su edición de hoy.
Y a este desfase temporal se le suma otro grave problema: la impunidad de la organización frente a aquellos pilotos, muchos de ellos sin experiencia suficiente, que compiten al límite en esos peligrosos circuitos ovalados. Desde el mundo del automovilismo se exige que se impongan "sanciones más duras" (en palabras textuales del también ex piloto de F1 Jackie Stewart) para evitar accidentes como el que le costó la vida a Wheldon.
Con tantos ingredientes de peligrosidad unidos en una misma poción, parece incluso milagroso que la IndyCar no se haya cobrado más víctimas en los últimos años. Por ello, urge reformular las medidas de seguridad en esta prueba estadounidense, con el fin de evitar los riesgos que, por otro lado, no dejan de ser inherentes a todas las categorías del motor.