El fin de la eurozona
La integración financiera de Europa ofrece mas que serias dudas en este momento. Parece que Alemania está aprovechando un momento de debilidad en España, en Italia, en Francia, además de los ya rescatados, para hacer algo de negocio y tomar una hegemonía que nadie queremos. Parece muy sencillo poner el ojo en España o en Italia y apretarles porque son países que van a pagar sus créditos. No son países como, por ejemplo, Grecia, que no se sabe si podrá asumir esos pagos de la deuda que ha contraído.
Hace ya años, el jefe de estudios del Banco de España, José Luis Malo de Molina, dijo que en la Unión Monetaria todos los problemas se “pueden solucionar, mejor o peor, salvo si se rompe el mercado interbancario”. En esa situación nos encontramos. Y no convendrá pensar, antes de que nos lleguen a ahogar y nos hipotequemos a Alemania el para los próximos decenios, que España abandona la UEM. Quizás sin ayuda podamos salir adelante, con más o menos sacrificio, pero sin una deuda que sólo sus intereses nos tenga asfixiados en el futuro.
Ya hicimos un sacrificio muy fuerte para integrar aquellas doce economías y España tuvo mucho que sacrificar con aquellos cupos leoninos y ahora parece que nos llega algo todavía peor, por seguir defendiendo esa Unión Monetaria.
Creo que estamos en un momento de pensamientos amplios y a Rajoy le ha tocado plantear si no será necesario dar un toque a Europa y decir que así no jugamos el partido. Y si no lo hace así, todos a aprender alemán y en pocos meses.