El petróleo, por los suelos
El precio de barril de crudo cada día se ve reducido un poco. Los precios se han situado por debajo de los de 2004, pasando de los 135 dólares en ese año a los menos de 30 actuales. Y parece además que esto no es una tormenta de verano, sino que bajan para permanecer una temporada. Para los países productores, sin lugar a dudas, esto es una mala noticia y para los países importadores esto es una buena noticia. Pero ni unos ni otros están contentos con la nueva situación y se empeñan en tomar medidas coyunturales que no hacen sino entorpecer lo que a todas luces es una crisis del sector energético de escala mundial. Pero es una crisis, como todas, de la que deben salir nuevas medidas y una reforma profunda que haga que los precios se sitúen en el lugar que les corresponde. Parece más o menos obvio que con precios de 27 euros el barril los productores pueden perder dinero. Pero a lo que cualquier ciudadano de a pie también le parece es que no puede ser que hace unos meses se pagasen 135 dólares y hoy menos de 30. Algo falla y no hay que ir a Davos para saber que hace falta una reforma profunda que va desde los precios, a la producción, pasando por el uso de nuevas energías y la mejora de los consumos.