Nada mejor para superar los malos momentos que echarle optimismo a los problemas. Es el caso de Irene Villa, una periodista y mujer admirable, que ha encarado siempre sus adversidades de forma positiva y hasta perdonando a esos verdugos que destrozaron su cuerpo pero que jamás han podido borrar su sonrisa. Este otoño, diez años después de casarse con Juan Pablo Lauro, padre de sus tres hijos, Irene anunciaba en una entrevista en Hola su separación. Lo hizo después de negar a llamadas de varios periodistas que fuera a tomar tal decisión, todo sea dicho, aunque luego negó categóricamente que cobrara por la exclusiva. Tras la ruptura, sus declaraciones han sido siempre amables y conciliadoras hacia su ex marido, asegurando que es un gran padre, que la separación es amistosa y que nunca cierran la puerta a una reconciliación. Pero la realidad contradice la buena voluntad de la periodista, que cumplió 40 años en noviembre. Antes de las fiestas, Irene contaba que a pesar de la ruptura todos pasarían juntos la Navidad. Sin embargo no ha sido así. Y estos días, invitada a una función benéfica, Irene rompía su buenismo: "Estas Navidades no han sido las mejores de mi vida, más bien complicadas", reconicía. Los rumores sobre la ruptura de la periodista y su marido circulaban ya mucho antes de que ella misma la confirmara. El pasado mes de octubre, en una conversación privada, Irene le confesaba a una persona de su confianza que su marido se había ido de casa "y se llevó hasta las sartenes", decía desolada. Sin embargo cuando algún medio intentó confirmar el rumor, ella negó que hubiera el menor problema en su matrimonio, aunque reconoció que Juan Pablo apenas vivía en el domicilio familiar, pero explicaba su ausencia porque estaba haciendo un curso de piloto en el aeródromo de Cuatro Vientos: "Ddemasiado lejos para ir y venir todos los días a casa", justificaba. Quizá en aquel momento Irene Villa quería convencerse a sí misma de que no todo estaba perdido, a pesar de que el hombre que la abandonaba se había llevado hasta la batería de cocina. Sin duda, Irene rehará su vida y encontrará de nuevo la felicidad con esa fuerza arrolladora que ha demostrado tener desde que era niña. Hija de la funcionaria de la Dirección General de la Policía María Jesús González y de Luis Alfonso Villa, a los doce años (17 de octubre de 1991) sufrió un grave atentado de la banda terrorista ETA con coche bomba en la calle Camarena del madrileño barrio de Aluche, al producirse el estallido de una bomba adosada al vehículo en el que viajaba, camino del colegio, con su madre. En dicho atentado, Irene perdió las piernas y tres dedos de una mano y su madre perdió una pierna y un brazo. Irene Villa y Juan Pablo Lauro, un argentino afincado en España desde los 19 años, se casaron en junio de 2011 en la iglesia San Francisco El Grande de Madrid. Se habían conocido dos años antes en la Fundación También, cuyo objetivo era la integración social de personas con discapacidad. El flechazo fue casi inmediato y poco después iniciaron una relación cuyos frutos han sido tres hijos: Carlos (6), Pablo (3) y Eric (2). "Juan Pablo habló con los niños y se lo contó con mucho amor y cariño. Fue muy emocionante. Les dijo: 'Papá y mamá siempre se querrán pero, a partir de ahora, tendréis dos casas".