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No hay manera de bajar: Wall Street resiste ante las dudas sobre la economía y las decepciones empresariales
Como diría Camilo Sesto, siempre se repite la misma historia: el mercado tiene motivos para bajar, de hecho empieza bajando, pero al final se recupera y termina con un descenso mínimo o incluso al alza. Ya ha ocurrido tantas veces que hemos perdido la cuenta, y ayer no fue una excepción.
Los motivos para continuar las caídas de viernes eran ayer los mismos: los crecientes temores a que la economía en EEUU se esté enfriando más de lo esperado y que acabe entrando en recesión. El dato de PIB del tercer trimestre es muy serio, y ayer fue complementado con una noticia empresarial también amenazadora: Wal-Mart, la mayor empresa de centros comerciales del mundo, anunció unas previsiones de ventas muy flojas. Y Wal-Mart suele ser un buen indicador del consumo privado en EEUU.
Por si fuera poco, un miembro de la Fed insistió en que la inflación sigue siendo su principal preocupación. Ayer se publicó la medida favorita de inflación de la Fed, el índice de precios que acompaña al consumo personal (el famoso PCE), que subió en septiembre el 0,2% en tasa subyacente hasta el 2,4% interanual (frente al 2,5% de agosto) y cayó el 0,3% en tasa global. Los ingresos de los hogares crecieron el 0,8% pero los gastos se quedaron en un 0,1%; otro dato preocupante.
Pero nada de eso. El Dow Jones redujo su caída a la mínima expresión y acabó prácticamente repitiendo, al igual que el S&P 500. Y el Nasdaq tomó la delantera de nuevo con un alza del 0,56%, con la que prosigue su intento de recuperar el desfase acumulado con los índices tradicionales.
Wal-Mart pagó sus malas previsiones con una caída del 2,4%.Tras el cierre, tomó el relevo Verizon con un sonoro batacazo del 4% en el after hours como castigo por unos resultados peores de lo esperado. Por el contrario, General Motors recuperó el 1,8% tras el castigo de la semana pasada.
En otros mercados, lo más espectacular fue el desplome del 4% en el petróleo hasta mínimos desde julio de 2005 en 58,4 dólares. Los bonos apenas registraron cambios, y el dólar recuperó ligeramente frente al euro, aunque éste se mantuvo holgadamente por encima de 1,27 dólares.