Conthe tira la toalla y anuncia su decisión de dimitir. Este 'jefe' de la policía de la bolsa, amante de los karaokes, lleva mucho tiempo haciendo canción rebelde contra todos.
Cómo le gustaría a Manuel Conthe cambiar el micrófono de las ruedas de prensa, en las que tantas preguntas críticas afronta día sí y día también, por el de un buen karaoke.
Este madrileño, casado y padre de tres hijas, que cumplirá 53 este mes, tiene tal afición por cantar que en los viajes siempre trata de convencer a sus compañeros para visitar los karaokes de las capitales mundiales.
En el mundo económico, uno de sus grandes hits ha sido el llamado Código Conthe, unas normas de buen gobierno inspiradas en la tradición anglosajona -cuyas tendencias sigue muy de cerca- que le han valido las críticas de grandes bancos y empresas del país.
"Que me critiquen; no voy a cambiar mi estilo", debe de pensar. Así ha sido desde que en noviembre de 2004 su amigo Pedro Solbes lo nombró presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Desde entonces, se ha elevado a la altura de una estrella del rock y cada actuación tiene una gran repercusión en los medios, a los que tanta atención presta y con los que tan crítico se muestra.
La percepción sobre su gestión en el ente supervisor de los mercados ha pasado por varias etapas. Se ganó la fama de independiente a principios de 2005 cuando se enfrentó, a raíz del caso FG, a Prisa (PRS.MC) (dueño de El País y la Cadena Ser), grupo vinculado ideológicamente al PSOE, el partido que le nombró presidente sólo tres meses antes.
Estos aplausos, sin embargo, se cambiaron por silbidos por el enfrentamiento, en plena opa de Gas Natural sobre Endesa, con su tocayo Manuel Pizarro, el presidente de la eléctrica, en el que quedaron a la vista los que muchos califican como sus mayores defectos: arrogancia (afirmó que cualquier jurista se reiría de un recurso que más tarde fue aceptado por la Audiencia) y escaso cuidado por las formas.
El peor momento llegó en su decisión de suspender la cotización de Endesa hasta que aclarara su política de dividendos. El PP pidió su dimisión en defensa de la "imparcialidad de la CNMV". ¡Cómo podía ocurrirle esto a él!, a quien un estrecho colaborador califica de "indicador insesgado" (término estadístico para definir un dato que no se altera por factores externos).
Toda una paradoja de las que tanto fascinan a Conthe y que se reflejan en su libro El mundo al revés, inspirado en Alicia en el País de las Maravillas. En las situaciones difíciles, Conthe aumenta el ritmo de trabajo.
"Llega de los primeros a la CNMV y acaba diciendo a su secretaria que se marche a casa", dice uno de sus asesores. Pero nunca se viene abajo.
"Las críticas a los cargos públicos pueden ser socialmente útiles, aun siendo injustas", acostumbra a decir parafraseando al filósofo Jeremy Bentham (le fascina citar a pensadores). No son palabras vacías viniendo de Conthe, a quien sus críticas sobre el funcionamiento del Banco Mundial le costaron la vicepresidencia del organismo en 2001.
Finalmente, ha enviado una carta al presidente de la Comisión de Economía, Antonio Gutierrez, para que le convoque de manera extraordinaria después de Semana Santa y pueda presentar su dimisión y una explicación al respecto.
Su explicación al respecto ha sido que se ha aplicado a sí mismo el segundo párrafo de la Recomendación 33 del Código Unificado de Buen Gobierno, el cual señala que "cuando el Consejo adopte decisiones significativas o reiteradas sobre las que el consejero hubiera formulado serias reservas, éste saque las conclusiones que procedan y, si optara por dimitir, explique las razones en la carta a que se refiere la recomendación siguiente".
Por analogía, y aplicado a la CNMV, podría referirse a la decisión de no sancionar a Enel (ENEL.IT) y Acciona (ANA.MC) por su actuación en la opa sobre Endesa (ELE.MC), decisión que no fue tomada unanímemente.