Buscar

¿Qué hay de malo en la especulación? Brokers, banqueros y ejecutivos, los más desprestigiados en EEUU

Ainhoa Giménez, Bolságora
20/06/2007 - 7:24

Los especuladores son los que han hecho posible el progreso de la humanidad y nuestro alto nivel de vida, según Jonathan Hoenig, gestor americano de 'hedge fund'. Se ha publicado en EEUU la encuesta anual sobre el prestigio de las distintas profesiones.

Idealistas como son los americanos, los que ocupan los primeros lugares son los bomberos, médicos, enfermeros y científicos. Y los últimos quedan los brokers, banqueros y ejecutivos. Así ha sido desde hace 30 años.

Es llamativa esta falta de prestigio social y moral del mundo financiero y de la inversión. Aunque los americanos creen que los mercados son útiles, ven a los jefes de los mismos con sospecha y desprecio. No es sorprendente: ¿Cuántos artículos hemos leído sobre las ganancias de los gestores de capital riesgo o hedge funds?

De hecho, la creencia general es que los financieros, en especial los especuladores, ganan dinero haciendo que otros lo pierdan. Se les considera corruptos que aprietan unas teclas para hacerse ricos. Y la admiración que se siente por algunos inversores exitosos no es moral, sino el respeto que se puede conceder a un tahúr de las cartas.

El paradigma de esta actitud es el libro y la película de los 80 'La hoguera de las vanidades' , en la que el broker Sherman McCoy explicaba a su hija que él no construía ni fabricaba nada, simplemente vendía trozos de un pastel (que él no había cocinado) a otros y se quedaba con unas migajas de cada uno. Al final, con las migajas él mismo podía hacer un pastel gigante. Es decir, que trabajar en los mercados no es una actividad productiva, y que los que lo hacen son parásitos que no crean nada y se hacen ricos a costa del público.

Sin embargo, Jonathan Hoenig, gestor del hedge fund Capitalistpig y columnista de SmartMoney, asegura que la gente no entiende que invertir y especular no sólo es práctico, sino también ético. El afán de ganar dinero en las carteras es un elemento innegablemente justo y globalmente beneficioso de la condición humana. La especulación no debería demonizarse, sino celebrarse y promocionarse , a su juicio.

Hoenig aclara que eso no tiene nada que ver con el movimiento de la inversión socialmente responsable , que glorifica a las empresas con consejeros comprometidos con la ecología o que pagan a sus ejecutivos por debajo del mercado. Ni tampoco con ejemplos como el de Warren Buffett, que pretenden donar a obras sociales el dinero que ganan. Lo que es ético es invertir por tu cuenta , afirma, con la intención de ganar todo el dinero posible para tu propia felicidad . Algo que se aplica a toda clase de inversores, desde el minorista con 10.000 dólares en un broker online hasta el capital riesgo, los gestores de fondos, los banqueros de inversión y los despreciados especuladores, a los que se culpa cada vez que sube el petróleo o cae la bolsa.

La especulación crea riqueza

¿Por qué? Porque toda inversión, del tipo que sea, es una forma legítima de crear riqueza. Invertir significa participar con tu dinero en un negocio con la esperanza de ganar un beneficio. Al hacerlo, el inversor genera nueva riqueza que le beneficia tanto a él como a los que participan con él en el negocio, haciendo avanzar la vida humana y la felicidad humana. A mi juicio, eso constituye una actividad altamente ética .

Hoenig explica que el proceso de especulación y creación de riqueza es el que ha hecho posible el alto nivel de vida que damos por sentado a diario. Incluso las clases más bajas en un país como EEUU tienen casas con muebles, televisores, teléfonos, DVDs, comida y coches, cosas que ni siquiera un rey podía soñar hace 300 años. Estos avances no han crecido de la tierra, sino que son fruto de la inversión y del riesgo asumido por los inversores con el propósito de obtener un beneficio. Y toda inversión y creación de riqueza supone especulación.

Y eso no sólo se aplica a los individuos, sino a los bancos que conceden créditos y a los hedge funds o fondos de capital riesgo que crean y financian empresas. Todos toman decisiones racionales en busca de ganancias, que consiguen si aciertan con su inversión. Por ejemplo, poner dinero en las manos de un joven Bill Gates puede cambiar el mundo para siempre.

Este columnista replica a la metáfora de La hoguera de las vanidades : No estamos quitando migas al pastel de otros, sino cocinando pasteles. O mejor dicho, poniendo los mejores ingredientes en las manos de los mejores cocineros, que de otra forma no tendrían la materia prima para hacer pasteles . Su opinión es que eso es lo que nos salva de convertirnos en depredadores los unos de los otros. Los financieros son un blanco fácil para los sindicatos y los políticos que buscan un chivo expiatorio, pero al especular e invertir interactuamos unos con otros para generar un beneficio mutuo. Si eso no es ético, no sé qué lo es , concluye.