Con el tirón bajista que está experimentando el dólar, los inversores se han decantado por la renta variable estadounidense en un rebote que tiene visos de ser vulnerable y a corto plazo.
Los malos datos macroeconómicos se acumulan al otro lado del Atlántico debilitando al dólar y alentando a una política laxa de la Fed durante más tiempo. Hoy ha sido el ISM manufacturero el que ha arrojado una lectura peor a lo esperado. Aunque se mantuvo por encima del 50% y eso significa crecimiento, el dato se quedó en el 50,8% en abril, frente al 51,4% estimado y el 51,8% anterior. Estas cifras se suman a la decepción que supuso la publicación del PIB del primer trimestre la semana pasada.