Es más que evidente que de todo conflicto salen ganadores y perdedores. Los estragos del desplome del petróleo, por ejemplo, han dejado ya a unas claras perjudicadas: las petroleras, pero también hay quienes están recogiendo o esperan recoger beneficios, entre ellos: las aerolíneas, entre las que IAG brilla con luz propia.
Y es que la deriva tomada desde junio por el precio del crudo ha cambiado el guión del mercado y las expectativas de las compañías. Petroleras y demás empresas cuyos ingresos dependen del petróleo han visto caer sus acciones y cómo las firmas de análisis han rebajado sus estimaciones. Sin embargo, aquellas cuya principal inversión es el oro negro han encontrado una oportunidad inesperada para reducir su coste energético.