Deja el precio del dinero en el 0,05% y la facilidad de depósito profundiza en el signo negativo. A partir de octubre empezará el plan de compra de activos.
El rally de agosto de la bolsa, cimentado sobre las palabras del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, había llegado a su momento clave. Con los principales selectivos occidentales a las puertas de los máximos del año, los inversores necesitaban saber si Super Mario iba a refrendar sus palabras con actos. Y la sorpresa ha sido mayúscula.
La mayoría de expertos no creía que la entidad fuera a sacar su artillería pesada todavía. Y al final lo ha hecho en forma de una histórica bajada de los tipos de interés, que ha situado en el 0,05% (decisión que no ha sido unánime), y también de la facilidad de depósito, que queda en el -0,20%. Ningún banco de inversión esperaba que la institución fuera a dejar tan abajo el precio del dinero.
No han sido las únicas novedades. El propio BCE filtró la semana pasada que ha contratado a BlackRock Solutions, una división de la mayor gestora del mundo de fondos, para elaborar e implementar su programa de compras de activos. Una señal clara de que la entidad está en pleno proceso de desarrollo del que será uno de sus planes más ambiciosos. Pues bien, ese plan ya tiene fecha: octubre (sigue sin haber una cifra estimada). Es decir, mucho antes de lo esperado.
La última encuesta a expertos elaborada por Reuters situaba en marzo de 2015 la fecha en la que el BCE comenzaría su programa de compras, principalmente de valores respaldados por activos (ABS, por sus siglas en inglés). Expertos consultados, como Javier Flores, responsable del servicio de estudios de Asinver, o Francisco Vidal, jefe del departamento de análisis de Intermoney, esperaban esas compras de ABS, pero consideraban que primero la institución esperaría a ver los efectos de las medidas anunciadas en la anterior reunión. Algo que probablemente no hubiera sentado bien a un mercado que es adicto a los estímulos monetarios.
Fuerte subida de las bolsas, desplome del euro
La prueba inequívoca de esta dependencia de los estímulos la tenemos en los movimientos tras el anuncio de los diferentes activos, de la renta variable a las divisas, pasando por la renta fija.
El primero en reaccionar ha sido el euro: se ha desplomado hasta niveles no vistos desde mediados de 2013 contra el dólar, y de hecho está ha poniendo a prueba el nivel de 1,30.
Mientras, las bolsas han encontrado la excusa perfecta para desterrar las posibilidades bajistas. Para muestra el Ibex 35, que a esta hora traspasa ampliamente la barrera de los 11.000 puntos, con un alza del 2%.
También se ha notado la mano de Draghi en el mercado de deuda. Las compras se han disparado en los títulos a 10 años de países como Grecia, Portugal, Italia y la misma España (está en el 2,15%), que además hoy realizó una histórica colocación de bonos a 10 y 30 años.
El frenazo de la inflación y la economía es el principal punto de preocupación para los líderes del BCE, una situación que carga más presión sobre la institución para que aumente sus estímulos. Las vías ortodoxas ya estaban casi agotadas, lo que ha forzado a la institución a buscar medidas más agresivas (y experimentales en la eurozona). Sin embargo, que nadie se viera venir esta decisión en esta se explica por todo el argumentario que hubiera podido utilizar Super Mario para justificar un retraso en su decisión.
En primer lugar, el BCE podría haber esperado a ver cómo reacciona el mercado ante la primera inyección de liquidez a la banca de su último programa, el TLTRO. La banca europea podrá pedir hasta 400.000 millones de euros repartidos entre las subastas del 18 de septiembre y del 11 de diciembre. "Creo que las peticiones se situarán en el entorno de los 250.000 millones", indica Javier Santacruz, economista asociado a la Universidad de Essex. Los 'hombres de Fráncfort' podrían haber esperado a ver qué volumen demanda la banca y qué impacto tiene en el mercado antes de adoptar más posiciones.
Además, muchos pensaban que el BCE esperaría a la reunión de octubre por otro motivo: "recopilar más datos macro para valorar si los riesgos de inflación a la baja y el deterioro de expectativas profundiza", explicaba antes de la reunión José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi.