El euro, la fragmentación del crédito, la estabilidad fiscal... Draghi tenía que enfrentarse hoy a muchos frentes abiertos. Y su discurso descafeinado ha dejado algo fríos a los inversores.
La crisis de Chipre ha puesto sobre la mesa las dudas sobre el euro y, sobre todo, la fragmentación existente en el seno de la eurozona. Las diferencias en la situación del crédito al sector privado entre los países y la debilidad de sus economías han puesto al Banco Central Europeo (BCE) en una encrucijada, entre ayudar a los países con más medidas de expansión monetaria o forzar a que continúen con sus políticas de ajuste fiscal.