La suma de fuerzas da perdedora a Telefónica en la junta de accionistas de Portugal Telecom (PT) que mañana se celebra en Lisboa. Se mire por donde se mire, todo invita al pesimismo desde suelo español. No sólo compite en campo ajeno, envuelto en un ambiente político extremadamente hostil, con el arbitraje manifiestamente casero, sino que saltará al terreno de juego en clara inferioridad numérica. Por todo ello, Telefónica tiene motivos para pensar que su oferta por Vivo será rechazada por la junta.
No le salen las cuentas al grupo español. Entre los votos del núcleo duro de la operadora lusa y el 8 por ciento bloqueado a Telefónica la cosa parece imposible. En concreto, mañana se someterá a consulta la propuesta de una oferta de 6.500 millones de euros, entre otras condiciones, a cambio del 50 por ciento de PT en Brasilcel, sociedad instrumental propietaria de Vivo.