El Tesoro español todavía tiene músculo para financiarse en el mercado y lo ha demostrado con la emisión de deuda a 10 y 30 años. Recaudó 3.500 millones de euros, el objetivo máximo que se había propuesto, aunque ha tenido que encarecer las emisiones, un 20 por ciento, que era lo que le pedía el mercado llevando a la rentabilidad del bono hasta rozar el 5%. Esto ha provocado que el diferencial frente al bono alemán se relaje y también el bono. Asimismo, la expectación también se sintió en los seguros contra impago (CDS) de los bancos españoles.
El aire podía cortarse con un cuchillo. En la previa a la subasta de bonos a 10 años y obligaciones a 30 años, el diferencial del bono español con el alemán no dejaba de marcar nuevos máximos, hasta situarse en torno a los 232 puntos básicos. Su nivel más alto de hace 14 años, cuando España todavía contaba con la peseta como su divisa y la Unión Europea todavía era un proyecto de futuro.