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PT fuerza el pulso con Telefónica al ambicionar 500 millones más

Antonio Lorenzo
21/06/2010 - 11:50
  • El grupo portugués facilitará la venta de su participación en Vivo a cambio de 7.000 millones y la entrada en el capital de la operadora brasileña Oi, apuntado ayer desde Sao Paulo

Hay cosas que no se venden por dinero. Ahora bien, mucho dinero ya es otra cosa. Y si además se produce el alineamiento de los astros y los planetas a favor de la causa... el acuerdo podría estar encarrilado. Algo parecido deben pensar estos días los grupos Telefónica y Portugal Telecom, enzarzados en una pelea vecinal por el 50 por ciento de Brasilcel, la sociedad instrumental propietaria del 60 por ciento del capital de Vivo, el operador líder de la telefonía móvil brasileña. Según explican a elEconomista fuentes conocedoras de la situación, las diferencias entre ambas compañías podrían reducirse si la teleco española mejorara su última oferta en 500 millones de euros, hasta los 7.000 millones de euros. Lo que no queda claro es que esta cantidad logre saciar la voracidad de la portuguesa. En ese incierto escenario, las disensiones ente los socios de PT podrían agravarse en los próximos días. Los inversores tienen motivos para sospechar que en la teleco de bandera de Portugal prevalecen los intereses nacionales sobre los económicos, y eso resulta de difícil digestión para los fondos internacionales.

Por otra parte, la prensa brasileña apuntó ayer que el operador local Oi, perteneciente al grupo semipúblico Brasil Telecom, "abrirá espacio" en su capital a la teleco portuguesa. Lo publicó Folha de Sao Paulo, periódico que desvela la existencia de conversaciones entre fondos de Oi con representantes de PT . Dichos contactos fueron negados ayer a este periódico por fuentes del operador luso.

Ese presunto plan B de PT despejaría muchos de los temores de la compañía que preside Zeinal Bava, al conservar ésta su presencia en uno de los países de mayor recorrido económico del mundo. Al mismo tiempo, Portugal Telecom resolvería buena parte de sus urgencias financieras.

De cualquier forma, al margen de que la filial de Brasil Telecom quiera o no convivir con PT, resulta fácil adivinar que el precio del desembarco portugués sería excesivo, una vez puestas en evidencia el anhelo de PT por seguir en Brasil.

Los operadores ibéricos se tiraron los trastos a la cabeza hace poco más de un mes por culpa de una perita en dulce empresarial cuya propiedad comparten a regañadientes desde siempre. La tasación de Vivo -tanto en el presente como en el futuro- es capaz de despertar la codicia de cualquiera. ¿Cuánto podría valer la presencia en el operador líder de un mercado que espera 400 millones de líneas de banda ancha en los cinco próximos años?, se preguntan los analistas. Ese escenario ocurrirá cuando cada habitante de Brasil tenga un smartphone conectado a la banda ancha móvil, además de una línea de ADSL en sus hogares u oficinas.

Los sentimientos larvados en matrimonios mal avenidos son difíciles de domeñar. Y eso es lo que ocurre con Telefónica y PT. Ambos operadores tienen sangre en el ojo. Se sienten mutuamente defraudados, despechados y traicionados. Los 13 años de incómoda convivencia estallarán de forma irremediable con un divorcio que estaba cantado desde principios de siglo.

Consejos de los analistas

Por mucho fuego cruzado que estos días se intercambien Telefónica y PT, las cosas se arreglarán como suelen resolverse los conflictos en el mundo de los negocios: con dinero, con más o menos efectivo. El departamento de análisis del BBVA ya sugirió hace 20 días que los accionistas de PT se rendirían sin dobleces con una contraoferta que tendría un impacto "inmaterial" en la valoración bursátil de Telefónica. Los analistas de JP Morgan también confiaron en que el grupo español "aumentará modestamente su oferta".

La resolución de las diferencias entre Telefónica y Portugal Telecom por la vía judicial parece descartada. Es cierto que a los tribunales no les falta trabajo por casos similares, pero la parsimonia de las togas debe aterrar a los accionistas. Telefónica ha puesto sobre la mesa 6.500 millones de euro por la participación de Portugal Telecom en Vivo. La cantidad es considerable, ya que representa una prima del 180 por ciento sobre el valor actual de los activos. Los analistas y los mercados bendijeron en su momento el esfuerzo del operador español por mejorar el precio inicial. Como es lógico, cuando cada cual mira por intereses contrapuestos, las condiciones óptimas para uno no suelen coincidir en la parte contraria. El mundo feliz no existe. Por lo tanto, el equilibrio de fuerzas está por definir y, hasta que eso ocurra, cada cual desplegará sus naves como considere.

Los días previos a la junta del 30 de junio parecen idóneos para que los contendientes se enseñen los dientes y apelen a todo tipo de sentimientos... porque ya habrá tiempo para llevarse la mano a la cartera.

Los buenos negociadores saben jugar con los tiempos. Son conscientes de que hay que golpear en el momento oportuno. Como es preceptivo, en la fase del tira y afloja de cualquier negociación, nadie anticipa movimientos al contrario. Las sorpresas deben ser imprevistas, fulgurantes y contundentes.

Ahora faltan 9 días para la Junta de Accionistas de PT en la que se decidirá sobre la venta de la participación de Vivo. Hasta entonces, todo puede ocurrir. Nadie olvida que, en el caso favorable para Telefónica, los accionistas de PT recibirán una propina de un euro por título, lo que representa un tesoro a repartirse de 900 millones.

Tratado de Tordesillas

Las analogías entre las disputas de Portugal Telecom y Telefónica por Brasil recuerdan el pasaje histórico del Tratado de Tordesillas. Si hace más de 500 años España y Portugal pugnaban por leguas marinas hacia Occidente -con Brasil en el punto de mira-, ahora las telecos de ambos países ambicionan el mismo objetivo, con millones de euros de por medio.

La ocupación de nuevos territorios enfrentó agriamente a los vecinos en 1494 y el asunto estuvo a punto de terminar en guerra. Aquel acuerdo bilateral, firmado un 7 de junio, necesitó del talento negociador de los delegados españoles y lusos. Al final, los esfuerzos diplomáticos obraron el milagro y los Reyes Católicos y el Rey Juan II de Portugal convinieron repartirse el mundo trazando una línea de polo a polo, exactamente, a 370 leguas al oeste de Cabo Verde.

Ahora no se debate sobre leguas, sino sobre el valor de una compañía que lidera un mercado que se antoja imprescindible para los intereses de PT .

Los portugueses no pueden comprar operadoras como Vivo en cualquier otra parte del mundo, por la sencilla razón de que no existen. De ahí que se agarre como a un clavo ardiendo en espera de que se reedite un nuevo Tratado de Tordesillas.