La reunión histórica de junio de la institución dejó muchas cuestiones en el tintero. El mercado espera avances en los programas de préstamos a la banca y de compras de ABS.
La estrategia del Banco Central Europeo (BCE) en su reunión de junio fue la de poner muchas medidas sobre la mesa, en parte, para dar sensación de abundancia. Un popourrí de programas que pasará a la historia por romper con la línea de una entidad tan ortodoxa como la europea, a fiel reflejo del Bundesbank alemán. De hecho, había flecos que no estaban acabados y en otras medidas, casi no habían empezado a tejer. Por este motivo, el mercado no pide novedades importantes, sino que espera detalles sobre los planes de estímulo de la institución.
La del jueves será la penúltima reunión antes de que en septiembre empiece a disparar su cañón de liquidez sobre la banca. En las subastas, que se realizarán en septiembre y diciembre, el BCE repartirá hasta 400.000 millones de euros con su nuevo programa de préstamos al sistema financiero condicionados (TLTRO). Sin embargo, los expertos creen que la entidad publicará más letra pequeña para intentar evitar que los bancos hagan carry trade con estos fondos y los destinen a comprar deuda pública, en lugar de conceder más créditos.
Pero el programa estrella del BCE será, si es que las negociaciones llegan a buen puerto, un programa de compra de titulizaciones bancarias respaldadas por activos (ABS, por sus siglas en inglés). Este mercado está muerto en Europa desde el inicio de la crisis en EEUU, donde fue el principal culpable de todo el colapso financiero con las hipotecas subprime: préstamos de dudoso cobro empaquetados y vendidos por todo el mundo.
Casi seis años después, Draghi quiere que este mercado renazca de sus cenizas, pero para conseguir el fénix a corto plazo será necesario el impulso de la autoridad bancaria central. Un programa de compra de este tipo de activos estimulará el mercado de titulizaciones, para lo que la banca necesitará conceder nuevos créditos. El presidente del BCE dijo en la reunión de julio que la institución está "acelerando al planificación", por lo que el mercado demandará novedades en esta reunión.
Después de la reunión de junio en la que el BCE adoptó una batería de medidas nunca vistas, los expertos no esperan nuevos cambios para el jueves. La entidad mantendrá los tipos de interés en el 0,15% nivel en el que "seguirán por un periodo prolongado de tiempo", explicó Draghi, que, según sus insinuaciones, será hasta diciembre de 2016. También mantendrá la facilidad de depósito en tasas negativas, en el 0,1%.
El dato adelantado de inflación publicado el lunes fue un nuevo revés para el BCE, ya que el avance del índice de precios sigue estancado en el 0,5%, igualando todos los mínimos que este indicador ha marcado desde octubre de 2009, que fue la última vez que el IPC de la eurozona se situó en niveles negativos. De este modo, la presión sobre la entidad para reanimar la inflación y alcanzar su objetivo del "cerca pero por debajo del 2%" sigue muy presente.