Da igual que Soros haya dado un toque de atención a Alemania pidiéndole que se vuelva competitivo y que impulse medidas para fomentar el consumo entre sus históricamente ahorradores ciudadanos. Alemania sigue gustando a los inversores. Sobre todo su deuda y ahora, en cualquier plazo.
La avalancha de compras que se han visto en las últimas semanas de bonos alemanes a 10 años (bund) se han extrapolado a los bonos a más largo plazo. Esto ha provocado que la rentabilidad de los bonos a 30 años haya caído por debajo del 3 por ciento por primera vez en la historia, ante el miedo de los inversores de que la recuperación económica permanezca estancada durante un largo periodo.