El presidente del Banco Central Europeo (BCE) no comparte los temores sobre una desaceleración abrupta del crecimiento mundial y cualquiera que busque un poco de flexibilidad a lo Bernanke se verá decepcionado.
Ante las interrogantes de la Fed sobre el estado de la economía o los riesgos asociados a una subida excesiva de los tipos de interés, Jean Claude Trichet ha respondido con comentarios cuyo dogmatismo no hubieran disgustado al halcón más inflexible de la Fed. Pero queda por saber si, confrontado ante una situación difícil, la política del BCE obedecería a la intransigencia de su gobernador
1) El BCE mantiene una visión positiva sobre el crecimiento de la zona euro y revisa al alza la previsión para 2006 y 2007: 2,2%-2,8% en 2006 y 1,6%-2,6% en 2007. Más allá de las cifras, el tono del comunicado del consejo revela mucha confianza en el año 2006 y más reservas sobre los resultados en 2007.
2) La inflación en la zona euro sólo tiene pocas posibilidades de volver por debajo del 2% en tendencia, la meta del Banco Central. Según la previsión del BCE, la subida de los precios se situará entre 2,3%-2,5% en 2006 y 1,9%-2,9% en 2007.
3) La liquidez sigue siendo excesiva a pesar de una ligera desaceleración del crecimiento monetario en primavera. O como lo dice el BCE en su léxico particular, la expansión monetaria a medio plazo se queda demasiado rápida para participar en la estabilidad de los precios. En lenguaje normal, los créditos del sector privado continúan galopando demasiado deprisa para estabilizar los precios de ciertos activos como el mercado inmobiliario.
Trichet utilizó la palabra vigilancia para caracterizar la actitud del BCE, lo que invocaron también los analistas para prever una subida de los tipos el 5 de octubre (de 3% a 3,25%), y quizás otra en diciembre (de 3,25% a 3,5%).
¿Pero qué crédito se le debe conceder a esta previsión? Frente a la Fed de Ben Bernanke, la retórica del BCE convierte la lucha contra la inflación en la prioridad absoluta de la política monetaria. Eso le permite dar una imagen de guardia jurado de la ortodoxia en una zona euro todavía sin una verdadera coordinación de las políticas económicas.
Es posible que esta estrategia sea la correcta para federar la zona euro a ojos del mercado. Pero sería preocupante si, en un entorno más difícil, se impusiera esta línea en detrimento de una aproximación más pragmática de la gestión de los tipos. ¿Qué hará el BCE si, como los piensan ciertos economistas, el crecimiento de la zona euro toca techo durante el verano?. ¿Qué hará el BCE si se confirman las expectativas de recesión en Estados Unidos?
Estos riesgos no figuran en el comunicado del Banco pero influenciarán las decisiones de la entidad en los próximos meses.