Planificación fiscal cero

Todo apunta a que se prepara para los próximos meses una revolución fiscal. De nuevo y, como parece más justo, los impuestos indirectos toman el protagonismo sobre los impuestos directos. Es decir, se grava el consumo, con el IVA y los impuestos especiales, y se reduce presión sobre los impuestos provenientes de las rentas de trabajo. Es normal que quien más consuma más pague, dentro de unos tipos impositivos normales, y que no se penalicen las rentas de trabajo. Parece normal. Sin embargo, cuando llegó el PP al poder no hicieron eso, ahora de nuevo volvemos a estas otras fórmulas. Es claro que no existe la posibilidad de hacer una planificación fiscal, no digo ya a niveles mercantiles, sino a niveles familiares. Aquella situación a la que se sometió a la población española, ahora parece que se le quiere aliviar algo. El nivel de ingresos para el Estado tendrá que seguir siendo similar y por eso parece que lo que hicieron en su día, ahora será de otra manera. Es posible que el Ejecutivo de Rajoy cuente con un aumento del consumo y del empleo que supongan un incremento de los ingresos con los que compensar las pérdidas por un IRPF más bajo, no se sabe bien, pero lo que sí se sabe es que así es muy difícil planificar tanto las empresas, como los profesionales, como las familias. España no se merece una fiscalidad electoralista.

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