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Lo que le faltaba a Bernanke: el dólar le hace más caso a Trichet que a él

Ainhoa Giménez, Bolságora
4/07/2008 - 1:01

"El dólar es mi divisa pero es tu problema". La famosa frase que Jim Connelly (secretario del Tesoro con Nixon) espetó a sus colegas europeos en 1971 parece haber perdido toda su validez en la actualidad. Entonces, Connelly se basaba en el tradicional paradigma aislacionista de EEUU, llamado 'benign neglect': el de "un dólar es un dólar" y me da igual cómo cotice frente a las demás divisas. Un paradigma propio de la superpotencia de los tiempos de la Guerra Fría, cuyo liderazgo del mundo libre no era cuestionado por nadie.

Hoy las cosas han cambiado mucho. La globalización amenaza ese liderazgo, que cada vez se inclina más hacia Oriente; pero, aunque no fuera así, EEUU no puede ignorar al resto del mundo en sus decisiones, en especial a una Europa que para lo único que ha sido capaz de ponerse de acuerdo es para crear una moneda única capaz de competir con el dólar.

Y esta nueva realidad está provocando acontecimientos históricos: a principios de junio, Bernanke fue el primer presidente de la Fed en más de 30 años que salió en defensa del dólar (esa tarea siempre había sido del Tesoro); y ayer el dólar se movió al son de las declaraciones de un banco central extranjero -el BCE- que de momento tiene más predicamento en las divisas que la propia Fed.

En efecto, el dólar había caído a niveles de 1,59 por euro, lo que indicaba que el mercado esperaba bien una subida de medio punto en los tipos de la zona euro, bien un mayor endurecimiento de la retórica antiinflacionista. Pero Trichet optó por subir sólo un cuarto y dejó claro que no tiene intención se subirlos más salvo que sea absolutamente necesario. La reacción del dólar fue una fuerte recuperación (caída del euro) hasta niveles de 1,57.

Según John Authers, columnista del 'Financial Times', una teoría es que la mejor vía de actuación de Trichet para combatir la inflación es paradójicamente rebajar el tono de su retórica. La lógica reside en la relación entre el tipo de cambio euro-dólar y el precio del crudo. Haciendo bajar al euro también debería conseguir hacer bajar el petróleo, lo que a su vez relajará la presión inflacionista. Ahora bien, Authers recuerda que, si ésa era su intención, sólo tuvo éxito parcialmente: el barril cayó tras la conferencia del BCE, pero después recuperó hasta acabar en un nuevo récord.

Pero lo verdaderamente relevante no es cuál era o no era la intención de Trichet, sino, como decíamos, el hecho de que las palabras de un banquero central extranjero tuvieran un impacto tan fuerte en el dólar. Y lo que es más, estas palabras anularon por completo a la otra gran cita del día, el dato de empleo de junio en EEUU. Un dato que habría sido bastante negativo para el dólar en condiciones normales: cayó por sexto ms consecutivo y la tasa se mantuvo en el 5,5% de mayo, que muchos habían considerado una anomalía.

Es decir, esto confirma el escenario de que la economía norteamericana se está ralentizando severamente, si no se encuentra ya en recesión. Pero Wall Street subió por el alivio de que este dato limita las posibilidades de que los tipos suban también en EEUU. Algo que debería haber sido bajista para el dólar pero que, no obstante, no impidió la recuperación del billete verde.

Lo dicho, los tiempos están cambiando como diría Bob Dylan.

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