Status
Ahí está Sean Penn
El controvertido director italiano Paolo Sorrentino ('Il Divo') estrena este semana en España 'Un lugar donde quedarse' ('This Must Be the Place'), su primera y no muy bien recibida incursión en el cine internacional pero que nos trae a la cartelera a un viejo conocido al que en esta no hay quién le reconozca: Sean Penn. Un filme duro un actor nada convencional.
Una amiga siempre me dice que desde que vio 'Yo soy Sam' no consigue quitarle a Sean Penn la cara de tonto. Quizás tenga razón y no creo que el genial actor se tomara del todo mal la crítica, dice mucho de su involucración en los papeles que coge. Sean Penn es uno de esos feos-guapos que abundan en Hollywood, mucho más atractivo que bello y con un potencial interpretativo que no conoce límites.
Es curioso que ahora sea un actor fetiche cuando su gran salto a la fama vino de la mano de una mujer que convierte lo que toca en oro, aunque no siempre consigue que sus amantes destaquen. Madonna, allá por los 80, hizo de Sean un protagonista del papel couché y acabó con una fama de violento que le ha costado sudor, y Oscars, quitarse.
Con una filmografía como la suya, destacar una película es atrevido pero nunca hemos ido de mojigatos: en ?Milk? Sean Penn se mete en la piel del político Hervey Milk, la primera persona declarada abiertamente homosexual en ser elegida para un puesto público en Estados Unidos (concretamente en San Francisco) e inspirador de toda una oleada pro-derechos en el país. Gus Van Sant dirige y cambia la cara de Sean, que se lleva el Oscar ese año (y eso que no estaba en las quinielas) y confirma su buena mano para los papeles más complicados.
Con Cheyenne la recolecta de premios no ha sido la esperada. Estrenada en Cannes el año pasado, la crítica ha machacado a este personaje, una antigua estrella de rock que a sus cincuenta mantiene su imagen gótica y vive de las rentas en Dublín pero que tiene que viajar a Nueva York para vengar la humillación que ha vivido su padre, recientemente fallecido. Un viaje por América duro que ni su compañera de reparto, Frances McDormand, consigue mejorar.
La fuerte implicación política del actor le ha colocado en le punto de mira de los medios estadounidenses, en ocasiones en situaciones bastante poco favorecedoras para su imagen. Su apoyo al régimen venezolano, sus ideas sobre el post-colonialismo en el caso de las Maldivas o su fuerte oposición a la invasión de Irak en 2003 le han quitado algún premio y también algún papel.
Sus relaciones amorosas tampoco han dejado indiferente a nadie: después de Madonna, mantuvo un solido matrimonio con la actriz Robin Wright Penn, con quien tiene dos hijos. Anunció su divorcio en diciembre de 2007 y lo anuló en 2008. Sin embargo, en agosto de 2010 puso fin a esta historia para irse con una Scarlett Johansson también en pleno divorcio de Ryan Reynolds.