
Después de décadas presionando a los usuarios para que se hiciesen con máquinas más potentes, para dar salida a versiones cada vez más pesadas del sistema operativo Windows, la alianza formada por el gigante del software Microsoft y el líder del mercado de los procesadores Intel ha comenzado a explorar un camino poco trillado por ambas: el de los ordenadores baratos.
Con la llegada de sistemas operativos ligeros -como muchas distribuciones de Linux- y de máquinas poco potentes, pero baratas y que son más que suficientes para realizar tareas básicas como editar un texto o reproducir vídeos -como la Raspberry Pi-, ha nacido un nuevo segmento de dispositivos que se mueve hacia el minimalismo, buscando las prestaciones justas y un precio cercano al usar-y-tirar.
Ahí es donde entra ahora, como elefante en cacharrería, el sistema binario Microsoft-Intel, que acaba de presentar Sharks Cove, una placa integrada con un procesador "Bay Trail" 1.33GHz Intel Atom, de un giga de Ram y 16 gigas de almacenamiento interno, con un puerto MicroSD, otro USB 2.0 y un micro-usb a través del cual se alimenta.
Como la Pi, pero con Windows... y más cara
No cuenta con puertos de conectividad Ethhernet o WiFi, así que será imprescindible para los usuarios añadir a la lista de la compra un conector USB que sirva de intermediario para llegar hasta internet.
Pese a que este rango de prestaciones hacen de ella un micro PC en toda regla, Microsoft prefiere definirla como una plataforma diseñada para "facilitar el desarrollo de programas y drivers para los dispositivos móviles que ejecutan Windows, como teléfonos y tabletas".
Eso sí, pese a las inevitables comparaciones con Raspberry, el precio las diferencia sin dejar margen a la confusión. Mientras que ésta se vende por unos 40 dólares, la Sharks Cove cuesta nada menos que 299. Se trata de "un precio que no sólo cubre el coste del harware, sino que además incluye (...) Windows 8.1", tal como reconoce la empresa de Redmond.