
¿Y si la empresa más valiosa del mundo hubiera llegado tarde a la revolución tecnológica más importante desde el nacimiento del iPhone? En la carrera por la inteligencia artificial, Apple parece haberse quedado rezagada. Siri no compite con ChatGPT, y sus modelos generativos están lejos de liderar el sector. La compañía que antaño marcó el ritmo ahora observa desde las gradas cómo otros diseñan el futuro.
Durante años, Apple ha presumido de crecer a su manera: sin fusiones descomunales ni compras de grandes rivales; sin apuestas desesperadas. Pero ¿y si esta vez su filosofía minimalista no basta? ¿Y si la única salida es comprar talento, modelos y visión allá donde ya florece? En ese caso, hay un nombre que suena con fuerza en los pasillos de Cupertino: Perplexity AI, por quien Apple se podría lanzar con toda su caja según el analista Mark Gurman.
El conservadurismo de Apple en materia de adquisiciones
Desde su fundación, Apple ha sido una empresa de detalles, obsesionada con el control. Y eso ha marcado su política de adquisiciones. Mientras competidores como Google, Meta o Microsoft compraban negocios completos —con culturas, tecnologías y riesgos— Apple prefería pequeños equipos y soluciones puntuales.
La compra de Beats en 2014, por 3.000 millones de dólares, fue la excepción. Le siguieron otras apuestas millonarias: el negocio de módems de Intel y la inversión en DiDi. Pero ninguna de ellas tuvo un impacto transformador en el largo plazo. Al contrario: muchas generaron fricciones culturales, integración lenta y retornos inciertos.
El resultado ha sido una cultura de cautela. Apple construye, no compra. Cuando Wall Street pedía adquirir Netflix, Apple creó su propia plataforma de streaming. Cuando se hablaba de comprar Spotify, lanzó Apple Music. Incluso evitó hacerse con Tesla, una decisión que hoy parece tan prudente como frustrante.
Pero el mercado ha cambiado. Y también lo ha hecho la velocidad del progreso tecnológico.
La carrera de la IA deja a Apple Atrás
La inteligencia artificial generativa no es solo una moda. Es una plataforma fundacional para la próxima década. Será el motor de los asistentes personales, de los dispositivos vestibles, de las gafas inteligentes, de los coches autónomos —si es que algún día resurgen en Apple— y de servicios que aún ni imaginamos.
Aquí, Apple ha llegado tarde. Siri, en su estado actual, no está a la altura. Sus modelos fundacionales son poco ambiciosos: 3.000 millones de parámetros en el dispositivo, 33.000 millones en la nube. OpenAI, Google y Meta manejan cifras muy superiores, con modelos más robustos, versátiles y veloces.
Apple Intelligence, su nueva suite de funciones, es un intento respetable pero insuficiente. Está orientada a la privacidad y la integración con el ecosistema, pero no propone nada rompedor. Y en este momento, la innovación no puede limitarse a la discreción.
La pregunta es: ¿puede Apple permitirse mantener su ritmo? ¿O necesita cambiar de marcha y tomar una vía menos habitual?
Perplexity AI: una puerta abierta a la reinvención
Entre los nombres del ecosistema de IA, Perplexity AI destaca por su accesibilidad, su crecimiento veloz y su enfoque de producto. No desarrolla modelos fundacionales propios, pero ha creado una interfaz elegante, ágil y funcional que se integra sin fricciones en el día a día del usuario. Ideal, en otras palabras, para Apple.
Perplexity podría convertirse en la nueva capa de búsqueda de iOS. Una evolución de Spotlight, una mejora sustancial para Siri, incluso una opción de reemplazo ante el futuro incierto del acuerdo de búsqueda con Google, actualmente bajo investigación antimonopolio en Estados Unidos.
Con 250 empleados y una valoración de 14.000 millones de dólares, Perplexity es una operación asumible para Apple. Su adquisición podría devolverle credibilidad en el espacio de la IA, facilitar la contratación de talento y permitir una transición más fluida hacia un asistente verdaderamente útil. Ya hay contactos, y Eddy Cue, uno de los altos ejecutivos de Apple, ha expresado públicamente su interés.
No es una solución mágica, pero sí un paso concreto y coherente.
Las otras opciones sobre la mesa
Si Apple opta por diversificar sus apuestas o complementar su estrategia, existen otras startups atractivas. La francesa Mistral, por ejemplo, desarrolla modelos de alta eficiencia y gran velocidad. Sus soluciones son ideales tanto para el dispositivo como para la nube, dos entornos clave para el ecosistema Apple.
También están Cohere, Sierra AI o Databricks, cada una con sus fortalezas. Pero todas ellas presentan mayores dificultades de integración o precios elevados. El criterio será, como siempre, la compatibilidad cultural, técnica y estratégica. Y Apple es muy exigente en esos tres frentes.
Más allá de la tecnología, se trata de visión. De decidir si Apple quiere liderar la era de la inteligencia artificial o conformarse con ser un actor secundario.
Un momento bisagra para Apple
Durante décadas, Apple ha sabido esperar. No inventó el ordenador personal, pero redefinió su interfaz. No inventó el teléfono móvil, pero creó el iPhone. No inventó la música digital, pero fundó el iPod. Su talento ha sido la ejecución, no la anticipación.
Pero esta vez, el tren va más rápido. Y ya ha salido de la estación. Si no actúa ahora, podría perder su capacidad de influencia en la próxima revolución tecnológica. La IA no es un "producto" más; es una infraestructura que cambiará todas las interfaces conocidas.
Quizá la adquisición de Perplexity AI no sea la respuesta definitiva. Pero podría ser el gesto decisivo que marque el comienzo de una nueva era para Apple: una más abierta, más ambiciosa y más conectada con el ritmo de la innovación actual.