España es un lugar de contrastres. Por un lado, es el país con más suscriptores de fibra óptica de Europa, con usuarios que en breve disfrutarán en sus hogares de velocidades de conexión de 300 megabytes con Movistar y Vodafone.
Pero, al mismo tiempo, España registra cerca de un millar de suscriptores de la denominada banda estrecha, es decir, abonados que todavía se conectan a la Red por medio del humilde par de cobre, a través de los accesos conmutados del siglo pasado, con velocidades de conexión de 56 kbps.
Dicho de otra forma, los usuarios que cuentan con conexiones de 300 megas pueden descargarse un fichero a una velocidad 5.500 veces más rápido que los de banda estrecha. Una canción que tarda medio segundo en descargarse en una línea de 100 Mb, tardaría más de 12 minutos en otra de 56 kbps.
Ninguno de estos últimos mohicanos dieron el salto al ADSL y, ni mucho menos se interesaron por al cable o la fibra. Según se desprende de los datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), España contabilizó en el año pasado más de 41,57 millones de minutos dedicados a navegar por Internet por medio de las conexiones básicas de telefonía. Ese volumen representa el 0,08% de todo el tráfico de telefonía fija.
Vacío estadístico
Pese a que no existen datos estadísticos actualizados sobre el número de líneas de Red Telefónica Conmutada (RTC), fuentes del sector estiman que podría rondar el millar de conexiones. Obviamente, estos usuarios no pueden conversar por teléfono fijo al mismo tiempo que navegan, como ocurría en los albures de Internet, justo antes de la popularización del ADSL.
Por todo lo anterior, técnicamente, los operadores de telecomunicaciones aún no pueden jubilar el término banda ancha como antítesis de la denominada banda estrecha, pese a que el uso de esta última es absolutamente residual. Los más viejos del lugar recordarán que la conexión por banda estrecha se realiza a través de un móden telefónico, que convierte la señal telefónica en información digital, comprensible para los ordenadores.
Hay que remontarse al año 2012 para contar con datos estadísticos oficiales sobre la tecnología RTC en España. Entonces, según la desaparecida CMT, el gasto anual por cada línea alcanzó los 38 euros, lo que arroja un gasto medio por hogar de poco más de tres euros al mes. En ese mismo año, ese negocio representó para Telefónica un ingreso de 1,61 millones de euros.