Análisis
- 24/08/2022, 06:00
Cierre de ciudades enteras una y otra vez para controlar el Covid. Un boom inmobiliario alimentado por la deuda que se está descontrolando y puede hacer colapsar el sistema bancario. Y el creciente coste del aventurerismo militar, unido a un inminente desastre demográfico al tener que hacer frente al legado de restringir las familias a un solo hijo. No hay duda de que China se enfrenta a muchos retos, como cualquier país. Sin embargo, el hecho de que la veamos cada vez más como un rival, y potencialmente peligrosa, debería hacernos evitar las ilusiones: en realidad, la economía china no se va a hundir sólo porque nosotros lo queramos.