- 10/01/2023, 07:13
El ajuste en las cifras de desempleo realizado por el Servicio Público de Empleo Estatal, y por el que se han borrado a casi 122.000 parados registrados para incluirlos en la categoría de demandantes con relación laboral, donde se incluyen a los fijos discontinuos, se ha frenado abruptamente en diciembre. Que se produzca en plena polémica sobre la falta de transparencia de las cifras de empleo que publica el Ministerio de Trabajo no parece una coincidencia, sobre todo teniendo en cuenta que diciembre es un mes de alta volatilidad para este tipo de empleos por la campaña navideña, tal y como ocurre en verano. Estas revisiones ya se producían antes de la reforma laboral, pero el impulso dado a los fijos discontinuos las ha multiplicado por cuatro, hasta niveles inéditos que no se alcanzaron ni siquiera durante la pandemia. En este escenario, no es de recibo la manera en la que el Gobierno despacha la realidad que muestran sus propias estadísticas. Se enroca en la negativa de algo que nadie plantea: que la reforma laboral haya cambiado la forma de contar a estas personas cuando no trabajan. El verdadero problema es precisamente el opuesto: que no se conoce su situación exacta porque los registros estadísticos no se han adaptado para reflejar la realidad del mercado laboral. Pese a las reclamaciones de los expertos e incluso algunos organismos internacionales, como el BCE, Trabajo hace oídos sordos. Esta opacidad no es solo contraproducente para el propio departamento, ya que da alas a las sospechas de maquillaje; también es peligrosa para el conjunto del país, porque contribuye a mermar la confianza en la evolución del mercado laboral ante las instituciones europeas.