análisis
- 18/05/2020, 06:57
La muerte de Julio Anguita supone la desaparición del que quizá sea el último marxista económico en nuestro país con relevancia pública, no solo en las ideas sino también en su proceder durante más de tres décadas de actividad política. Pocas personas como Anguita podían discutir con una metodología definida, unos argumentos claros y un razonamiento teórico llevado hasta sus últimas consecuencias, respaldado en multitud de lecturas que iban desde la tradición marxiana (es decir, desde la filosofía del primer socialismo) hasta el comunismo que rebrota en diferentes países, a pesar de la caída del Muro de Berlín. Así lo demostró durante más de una década en la columna que escribía en este periódico. A pesar de encontrarme en las antípodas de su pensamiento económico, siempre encontré en las líneas que escribía Anguita profundidad en el análisis y el intento de generar una discusión práctica, pero fundamentada en unas bases teóricas, algunas veces sólidas y otras veces más endebles. Cada vez es más difícil encontrar economistas, pensadores, filósofos o simplemente profesionales o académicos con los que poder confrontar argumentos en una atmósfera de cordialidad, sin tener que esperar del adversario ataques 'ad hominem' y donde cada debatiente debe tener valor que, como decía Unamuno en el epílogo a la "Vida y Escritos del Dr. José Rizal", 'tiene más de cerebral que de testicular'.