Ana Samboal
- 08/05/2018, 00:08
08/05/2018, 00:08
Tue, 08 May 2018 00:08:35 +0200
Vivimos en una sociedad libre y plural, pero no por ello exenta de desequilibrios e injusticias. Hay y habrá siempre causas nobles por las que merezca la pena luchar, pero líbrenos Dios -o el azar para los que no crean en Él- de que esas banderas, por justas que puedan ser, caigan en manos del populismo rampante que anega nuestras calles y pantallas de televisión. Sirva como ejemplo el feminismo, cruzada de la que a estas alturas nadie se atreverá a renegar. Habrá que seguir luchando para desterrar la discriminación salarial o la que sufren las mujeres que deciden ser madres, pero tanto lo han manoseado que al final aparece Carmen Calvo -para más señas, la exministra que decía que el dinero público no es de nadie- y concluye que el gran problema es nada menos que el amor romántico, "posesivo y dependiente, una gran trampa para las mujeres". O sea, que no era más que eso: si dejamos de enamorarnos, fin de la discriminación. Habrá que enviar libros y libros a la hoguera, ya de paso. Pues sí que es sencillo. O no, que diría Rajoy.