- 31/05/2022, 13:47
Si viviese, Romy Schneider tendría 84 años. Posiblemente sería abuela de David, que murió prematuramente y la hundió en una depresión que solo se acabó con su muerte, o de su hija Sarah, y hasta tendría un Oscar honorífico. Nada de ello se cumplió. Una exposición en París y el documental Romy, femme libre que se presentó en Cannes la devuelven a los titulares 40 años después de su fallecimiento.