Un desafío para el presidente electo
- 15/12/2020, 15:07
Donald Trump se lo dijo, claramente, a América Latina durante sus cuatro años de gobierno: no hagan negocios con China. Sin embargo, el mensaje no fue recibido.
Donald Trump se lo dijo, claramente, a América Latina durante sus cuatro años de gobierno: no hagan negocios con China. Sin embargo, el mensaje no fue recibido.
A pocas horas de cumplirse el ultimatum de Washington para que China echase el cierre a su consulado general en Houston, Texas, el gobierno de Xi Jinping informó a la embajada de Estados Unidos sobre la decisión de retirar su consentimiento para el establecimiento y operación del consulado general del país en la ciudad china de Chengdu.
China ha ordenado a Estados Unidos que cierre su Consultado General en Chengdu, en la provincia de Sichuan (suroeste), en respuesta al cierre de su misión en Houston, Texas, por parte de Washington.
El pulso entre la administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el gobierno chino de Xi Jinping continúa congelando aún más las relaciones diplomáticas entre las dos mayores economías del mundo. Horas después de que Washington acusase a Pekín de respaldar ciertos ciberataques, Estados Unidos exigió el cierre del consulado general del país asiático en Houston, Texas, con el objetivo de "proteger la propiedad intelectual" y privacidad de los estadounidenses.
Las protestas y disturbios durante el fin de semana en Estados Unidos por la muerte del afroamericano George Floyd a manos de la policía en Minneapolis, en el estado de Minnesota, han ofrecido a Pekín una oportunidad para arremeter contra Washington por la imposición de una nueva ley de seguridad nacional en Hong Kong que ha recibido un aluvión de críticas a nivel internacional e instigado que la administración del republicano Donald Trump inicie el proceso para eliminar el estatus especial con el que cuenta la ciudad-estado.
De nuevo, el mercado se enfrenta a un cierre semanal importante. Los principales selectivos de renta variable en Europa afrontan hoy un final de semana -y de mes- en el que los alcistas deben confirmar las buenas sensaciones mostradas en la jornada de ayer, en la que selectivos como el FTSE Mib italiano y el CAC 40 lograron marcar nuevos máximos dentro del rebote que iniciaron a mediados del pasado mes de marzo.
Estaba todo preparado al milímetro. Este año se iban a celebrar una serie de cumbres de alto nivel que culminarían en una visita a Alemania en el otoño del presidente Xi Jinping, marcando una nueva etapa para la diplomacia entre Europa y China. Pero el coronavirus se ha llevado todo eso por delante, y los europeos están advirtiendo de una ruptura creciente entre ambas partes por la mala gestión que ha hecho el país asiático de la pandemia.
Los gobiernos europeos, enfrascados en la lucha contra la pandemia de Covid-19, están endureciendo sus posiciones hacia China a medida que crecen las sospechas sobre la falta de transparencia en el país de origen del coronavirus y toma cuerpo la posibilidad de que su intento de ocultar la crisis fuera el causante de su descontrol mundial.
Los gobiernos europeos, enfrascados en la lucha contra la pandemia de Covid-19, están endureciendo sus posiciones hacia China a medida que crecen las sospechas sobre la falta de transparencia en el país de origen del coronavirus y toma cuerpo la posibilidad de que su intento de ocultar la crisis fuera el causante de su descontrol mundial.
Desde hace ya tres décadas, una realidad se impone ante el mundo: China es cada vez una potencia económica y política mayor, y ya es imposible concebir de acuerdos internacionales que no cuenten con ella como un jugador activo imprescindible. Además, gracias al giro nacionalista y aislacionista de Estados Unidos, simbolizado en Donald Trump, el gigante asiático intenta cada vez más presentarse como el gran país hegemónico mundial, el "Imperio del Centro". Y la comunidad internacional, por su parte, tiene que aprender a convivir con una realidad nueva: que el país clave sea una dictadura autoritaria de partido único. En directo | Sigue la alerta mundial por el coronavirus.
Desde hace ya tres décadas, una realidad se impone ante el mundo: China es cada vez una potencia económica y política mayor, y ya es imposible concebir de acuerdos internacionales que no cuenten con ella como un jugador activo imprescindible. Además, gracias al giro nacionalista y aislacionista de EEUU, simbolizado en Donald Trump, el gigante asiático intenta cada vez más presentarse como el gran país hegemónico mundial, el "Imperio del Centro". Y la comunidad internacional, por su parte, tiene que aprender a convivir con una realidad nueva: que el país clave sea una dictadura autoritaria de partido único.
Mientras Argentina corría la semana pasada para impulsar medidas de emergencia para aislar a su ya golpeada economía del impacto del coronavirus, el embajador chino visitó al presidente Alberto Fernández para hacerle una oferta.