Alejandro Páez Varela
- 29/06/2020, 23:47
Como un aguacate abierto, distintas zonas se han ennegrecido. Hay problemas estructurales, por supuesto, que se arrastran. Pero hay además decisiones que aceleran la descomposición de la economía. Y esto que se descompone está empezando. Todavía hay dinero. Se puede repartir porque todavía hay recaudación y un guardado. Pero si el sector privado no se activa; si no aplico algunos estímulos (aliviar los impuestos para que los medianos empresarios respiren y empiecen a generar empleos) entonces pronto no habrá qué recaudar. Y si no hay qué recaudar, entonces no habrá qué repartir. Así de simple. La ortodoxia dice que más que intentar generar empleos con obra pública, hay que conservar los que quedan e impulsar los que se pueden, facilitando la inversión. Y ahorita mismo es cuando se puede; más adelante la única alternativa es con deuda. Si no hay actividad privada, es con deuda. Y ya sabemos qué es la deuda: gastar con dinero caro. Como la hipoteca de mi departamento, que pago y pago y pago y nada más no baja.