Ana Samboal
- 11/09/2018, 00:14
11/09/2018, 00:14
Tue, 11 Sep 2018 00:14:11 +0200
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En La Pieza 25, el libro en el que la periodista Pilar Urbano describe con la inestimable colaboración del juez Castro la instrucción del Caso Noos, el fiscal Horrach se queda estupefacto al comprobar, declaración tras declaración, cómo los empleados públicos del Gobierno balear dejaban pasar las tropelías de sus superiores sin cuestionarlas siquiera. La ley suprema era la orden del jefe, su mandato estaba por encima de cualquier otra consideración. La obediencia ciega llegaba a tal extremo que el lector se pregunta no ya si en algún momento alguien dudó a la hora de cumplir con lo que se le exigía -que no parece-, sino si, acostumbrados como estaban a la rutina de esa cadena de mando viciada desde su origen, alguno llegó a darse cuenta de que se estaban cometiendo delitos que podían incluso llegar a comprometerlos penalmente. Lo que es seguro es que nadie dio la voz de alarma. De haberlo hecho, le hubiera costado el puesto.