COLUMNISTA INVITADO
- 05/02/2021, 23:56
(José Félix Lafaurie Rivera - @jflafaurie).- Lo que mal empieza mal termina, y el manejo de EPM, una empresa tan importante o más que la alcaldía de Medellín -con filiales en cinco países, es la segunda más grande después de Ecopetrol-, empezó mal desde que, incumpliendo una promesa y echando por la borda el gobierno corporativo, Daniel Quintero nombró a dedo a un gerente amigo, o mejor, de bolsillo porque esa amistad sí resultó un barco frágil de papel, cuando el señor Rendón, criticado por no tener el perfil para un CEO de ese nivel, se dio cuenta de lo evidente: que su amigo lo que necesitaba era un títere que le copiara.