- 01/06/2021, 12:55
01/06/2021, 12:55
Tue, 01 Jun 2021 12:55:21 +0200
Las grandes capitales del mundo, que son dinámicos centros económicos y polos de desarrollo de pujantes regiones, cuentan con infraestructuras aeroportuarias de primera línea. No sé si Londres sería lo mismo sin su famoso Heathrow y sus otros aeropuertos, o París, o Nueva York, o Ámsterdam, o Atlanta, Pekín, Los Ángeles, Dubái, Frankfurt
Seguramente, si algunas grandes ciudades europeas no contaran con aeropuertos que constituyen hubs, en ellas no recalarían las sedes de organismos internacionales y agencias europeas, tampoco se domiciliarían grandes corporaciones multinacionales, con la trascendencia económica que ello conlleva. Toda ciudad con un aeropuerto de envergadura destila efluvios económicos que cristalizan en inversiones, en empleo, en servicios de alto valor añadido, gracias a sus múltiples conexiones con el mundo entero y a los enlaces con diversos destinos que ofrecen. Por consiguiente, un gran aeropuerto no solo tiene una consecuencia directa en la economía, sino que su influjo indirecto e inducido es de grueso calibre.