- 25/10/2021, 13:05
Los analistas, temerosos de otro episodio de “rabieta” en los mercados por las recompras de activos (taper tantrum), llevaban meses alertando de que el fin de los programas de expansión cuantitativa (QE) en Europa y EE. UU. pondría patas arriba las bolsas mundiales. Sin embargo, apenas les ha afectado la reciente desaceleración en el ritmo de compras de bonos por parte del Banco Central Europeo (BCE) y ni siquiera les ha conmovido que la Reserva Federal de EE. UU. (Fed) dijera que haría lo mismo en breve. Ahora esperan que el final de la QE sirva para superar el siguiente escollo: la escalada de los precios de la energía. Muchos auguran que el efecto inflacionista producto de estos repuntes será suficiente para arruinar la expansión económica mundial. Pero no podrían estar más equivocados. La retirada de estímulos de la QE no corregirá el desequilibrio en el mercado de materias primas (ni falta que hace), sino que las presiones sobre los precios se relajarán a medida que se solventen los problemas de suministro, seguramente antes de lo que la mayoría prevé. Veamos por qué.