Opinión | Miguel Ángel Bernal Alonso
- 11/12/2016, 09:00
11/12/2016, 09:00
Sun, 11 Dec 2016 09:00:10 +0100
Se esperaba con mucha atención, como casi siempre en estas fechas, la comparecencia del presidente del BCE en su última reunión del año. Sobre la mesa varias cosas: tipos de interés, política monetaria no ortodoxa y previsiones económicas. De forma casi inmediata, la atención la ha acaparado esa extensión de compra de activos, si se prefiere a la política monetaria no ortodoxa. Ahora ya, al menos eso parece, conocemos el desenlace de esa política, al menos hasta diciembre de 2017. El BCE va iniciar un suave y tranquilo movimiento hacia la ortodoxia: reducción del volumen hasta los 60.000 millones de euros mensuales. Para evitar sustos, complementa el mensaje de la disminución en el volumen de adquisición, con una renovada atención de los objetivos en el vencimiento de un año. La entidad no desea que la curva coja una fuerte pendiente positiva o, si se prefiere, que se configuren unos tipos sensiblemente mayores en el largo plazo que en el corto plazo.