Jaime Ostos dejó destrozada a Mari Ángeles Grajal (69), su esposa, el 8 de enero del año pasado, cuando durante un viaje de placer a Colombia falleció a los 90 años a causa de un infarto. Más de un año después, la doctora podría haber recuperado la ilusión en el amor.
A la muerte de Jaime Ostos, en enero de 2022, cuando disfrutaba de unas vacaciones en Colombia, su viuda, la doctora María Ángeles Grajal, decidió poner a la venta el chalé donde residían el matrimonio y su hijo Jacobo Ostos, instalado en el apartamento del piso inferior.
Hace unos días se publicó que la buena relación que Mari Ángeles Grajal mantenía hasta ahora con los hijos mayores de su difunto marido, Jaime Ostos ha saltado por los aires. La decisión de la viuda del torero de trasladar sus cenizas de Écija a Madrid hasta que se construya el mausoleo en honor al maestro en su localidad natal, ha caído como un jarro de agua fría en el seno de la familia.
Los hijos mayores de Jaime Ostos están en pie de guerra con la viuda de su padre, María Ángeles Grajal, que quiere llevarse las cenizas del torero, fallecido hace ahora un año, desde el que fuera su pueblo natal, Écija, hasta Madrid, mientras espera la instalación en la localidad sevillana de una estatua del diestro, lugar donde se ubicarían sus restos.
Le salió el tiro por la culata. El chatarrero Luismi Rodríguez apareció en la Feria de Abril acompañado de Mari Ángeles Grajal, que en enero perdió a su marido Jaime Ostos.
El 8 de enero fallecía víctima de un infarto Jaime Ostos. Para su viuda, Mari Ángeles Grajal, era el golpe más duro de su vida. La doctora ha vuelto a su trabajo en la clínica.
Las cenizas de Jaime Ostos llegaron este miércoles 12 de enero a Madrid de la mano de su viuda, Mari Ángeles Grajal, que se encontraba con el torero en Bogotá el pasado fin de semana cuando perdió la vida tras sufrir un infarto. A su regreso a la capital española, se mostró desolada junto a su hijo Jacobo. Días después, ha desvelado cómo se encuentra.
Mari Ángeles Grajal es la viuda de Jaime Ostos, la mujer que le quiso, estuvo con él y le cuidó hasta el final. Pero hay otra mujer que llora en silencio y apartada de las exequias y los homenajes públicos. Se llama Lita Trujillo.
Jaime Ostos siempre fue un hombre con carácter, con mucha fortaleza frente las cámaras, pero lo cierto es que estos últimos años hemos conocido el lado más amable del torero. De hecho, en las últimas declaraciones que tenemos de él de hace unos meses nos hablaba la muerte que le ha llegado este 8 de enero y del poco miedo que la tenía.
